Tratamientos de belleza prohibidos en verano

Con la llegada del verano, llega la locura por alcanzar el cuerpo perfecto. Entre la locura y la desesperación, buscamos métodos mágicos, y en estos casos, es necesario saber que hay ciertos retoques estéticos que no deberíamos en la estación del calor.
En esta nota, te diremos cuáles y por qué. Tratamientos de belleza prohibidos en verano

Ese eterno rollito que sobrevivió a las dietas y a la gimnasia, las marquitas del acné, los odiosos pelitos en las zonas críticas, el color blanco de nuestra piel, y lo peor, un escote un tanto llano. Llegado el momento crítico nos preguntamos ¿Todo eso tiene solución? Y la respuesta es que sí, todo eso. Pero por supuesto, como no estamos hablando de hacer magia, sino de tratamientos quirúrgicos o estéticos importantes, la posibilidad de ponerles fin a esos defectitos que nos acomplejan depende de cuándo queramos llevarlos acabo. Las mujeres lo sabemos bien: llega el verano y soñamos con convertirnos en modelos antes de desembarcar con la bikini en la playa o la pileta. Entonces, recurrimos a cuanto método esté a nuestro alcance: sacamos un turno con el cirujano plástico, nos matamos en el gimnasio, volvemos del supermercado con todas las cremas reafirmantes posibles y cargadas con cualquier frasco o paquete que diga «light», averiguamos por la depilación definitiva y hasta tratamos de tomar sol por la ventana de la oficina. Lo que muchas veces no sabemos, es que varios de los tratamientos estéticos, por una razón o por otra, no pueden ni deben hacerse en verano. ¿Por qué es que entonces esperamos siempre hasta último momento? En esta nota te contamos por que y además los tratamientos prohibidos para esta época del año. Los especialistas coinciden en que nuestra urgencia por vernos mas lindas que nunca en el verano se relaciona directamente con que llegó la temida “hora de la verdad” para nuestro cuerpo. Pues con el calor empezamos a exponer más nuestro cuerpo y, obviamente es cuando nuestros defectos salen a la luz, por lo que aumentan en gran manera las consultas por las cirugías que mejoran el contorno corporal, las liposucciones y las prótesis mamarias. Con respecto a las cuestiones dermatológicas, también se nota el cambio, pues como queremos lucir una piel tersa y suave, sin manchas, vamos todas corriendo a la dermatóloga para ver que puede hacer con nuestro acné o que cura milagrosa existe para la celulitis.

Quirófano: Siempre, por una cuestión u otra, hay algo de nuestro cuerpo que quisiéramos cambiar. Sin embargo, algunos de los tratamientos capaces de cumplir nuestros sueños son intervenciones quirúrgicas (con todos los cuidados y riesgos que eso implica). Y si bien no hay factores que nos impidan realmente hacernos una cirugía en verano, debemos  tener en cuenta que no podremos exponernos al sol por un mes. Pues la radiación solar ultravioleta afecta a las cicatrices recientes porque las deja más oscuras y, en el caso de los moretones, puede fijar los pigmentos y producirnos manchas. Es por eso que hay que proteger las suturas y los hematomas de la radiación solar. Además, el calor hace más lento el proceso de desedematización, esto significa que la zona operada tardará más en desinflamarse. Con esto podemos deducir que si decidimos operarnos en verano, no podremos pisar la playa  durante los 30 días siguientes, y la misma consecuencia se aplica para las lipoaspiraciones y demás intervenciones quirúrgicas. No es broma, pues todas las cirugías necesitan de un tiempo de cicatrización y recuperación determinado, y el cirujano es quien debe informarte de los mismos y decir “no” a tus pedidos desesperados si ve que no podrás cumplir con las indicaciones que te da y con los cuidados necesarios. Así que, salvo que prefieras pasarte toda la mitad del verano metida en tu casa mientras el resto disfruta del aire libre, es mejor que dejes la idea del retoque para las estaciones frías.

Láser: Hay otros tratamientos en los que puedes incursionar sin la necesidad de pasar por el quirófano, la anestesia y todos los nervios que acarrea una operación ¿De qué se trata? Del uso del láser, que revolucionó la medicina estética de la última década. ¿Qué es esto? Un haz de luz especial, de gran intensidad que actúa sólo sobre el área en cuestión, sin provocar daño en las zonas vecinas. Hablar del funcionamiento del láser puede parecer chino básico, pero vamos a tratar de que sea lo más claro posible: el láser trabaja mediante la longitud de onda del color y actúa directamente sobre los pigmentos. Así es como se pueden eliminar  las odiosas arañitas, angiomas, rosácea y várices. Terminar con todas esas cosas que tanto molestan sería fantástico ¿cierto? Pero hay que tener en cuenta que estos procedimientos no pueden hacerse si ya estamos bronceadas, ya que el láser debe trabajar sobre el color natural de la piel porque la presencia de mucha pigmentación puede provocar la captación de un exceso de energía lumínica (traducción: demasiada luz y muy intensa), y hasta causar pequeñas quemaduras. El mejor momento usar el láser es cuando existe mayor contraste entre la piel y la zona pigmentada (por arañitas o por lo que fuera) que hay que tratar. Otro caso es el láser de dióxido de carbono que se utiliza para quitar las arrugas y que, si bien no actúa por contraste, deja la piel enrojecida y puede provocarnos manchas si nos exponemos al sol. Piensa, entonces, que tal vez te convenga postergar hasta el otoño tus planes de sacarte ese defectito…

Depilación definitiva: ¿Qué mujer no ha soñado alguna vez con la depilación definitiva para liberarse de esos vellos esclavizantes? Si te encuentras considerando la posibilidad, lamentablemente tendrás que posponerlo, porque es un tratamiento que sólo se realiza en invierno. Sí o sí. El proceso de eliminación consiste en un láser que se dirige hacia cada pelo y ataca a la raíz del mismo, sin afectar el tejido que lo rodea porque actúa sobre la melanina, un pigmento oscuro que abunda en el pelo y que existe en menor cantidad en la piel blanca. Es decir, es un procedimiento «por contraste», y si estamos bronceadas, el láser puede confundir ese pigmento con el del vello y producirnos quemaduras. Y en caso de que fuera verano pero no estuviéramos con color todavía, tampoco se recomienda porque después de cada sesión, la piel queda tan enrojecida que no puedes ni asomarte al sol.