Ataques de pánico. Recomendaciones para su tratamiento. Parte II

Un ataque de pánico afecta a más del 5% de la población adulta que se encuentra entre los 18 y los 40 años. Conocer sus síntomas y actuar en consecuencia, puede servirnos de mucho a la hora de enfrentarnos con este trastorno cada vez más común. Ataques de pánico. Recomendaciones para su tratamiento. Parte II

Los molestos síntomas de un ataque de pánico

Un ataque de pánico no dura normalmente más de 10 minutos, los cuales pueden hacerse interminables para la persona que lo está sufriendo. Sus síntomas más comunes pueden ser: una sensación de ahogo o dificultad respiratoria,  vértigo, sensación de desmayo e inestabilidad., ritmo cardíaco acelerado, temblores ya sean ligeros o marcado y palpitaciones, sudor, náuseas, sensación de irrealidad o separación con el entorno, enrojecimiento o escalofríos, sensación de adormecimiento en uno o en varios miembros del cuerpo, incomodidad e incluso dolor en el pecho y por supuesto, un incontrolable miedo a morir, a perder el control o incluso a enloquecer.

¿Qué hacer ante un ataque de pánico?

  • Estos ataques, como acabamos de ver, involucran muchos síntomas físicos, por lo que es aconsejable primero consultar a neurólogos y cardiólogos  por el tema de los dolores en el pecho y los mareos, para conseguir una cierta tranquilidad y descartar enfermedades de origen orgánico.
  • En el momento en que se detecta que su causa es psicológica, es importante reflexionar cómo vive esa persona, los hábitos que debe implantar en su vida y cómo controla su ansiedad y su estrés.
  • El cualquier caso es importante llevar una vida normal ya que la causa de este tipo de trastorno no es externa, sino que es interna por lo que el mundo no tiene la culpa y el cambio debe encontrarse en uno mismo.
  • Hay que evitar todo tipo de pensamiento o anticipación sobre la ansiedad. Lo positivo en estos casos es vivir sin pensar hasta que llegue el momento concreto.
  • Cuando ese momento llegue es importante tener preparado una especie de guión, que seguramente hayamos creado con la ayuda de un psicólogo  y que contendrá sobre todo la idea de lo que nos provoca el miedo a morir. Lo más importante es tener muy claro que no nos moriremos por un ataque de pánico, ya que es sólo eso: pánico.
  • Respirar hondo es muy importante. Cuando aparezcan cosquilleos en las puntas de las manos o de los pies, significará que nuestro cuerpo está oxigenando o ventilando más de lo normal y debe pararse, con lo que hay que respirar muy tranquila y profundamente.
  • Es recomendable recordar que no es peligroso, sino sólo desagradable y hay que esperar lo más tranquilamente posible hasta que pase el temor.
  • Centrar la visión en algo exterior nos ayudará a recuperar la sensación del equilibrio y una vez que haya pasado esa desagradable sensación de pérdida de la realidad y desequilibrio, continuar con lo que estábamos realizando antes de que apareciera el ataque de pánico.
  • Pero lo principal en estos casos, es aprender a afrontar dicho miedo y no intentar evitarlo.