Cómo afectan los colores a nuestro estado de ánimo

¿Alguna vez te has preguntado por qué los colores del mundo que nos rodea son así y no distintos? ¿Cómo pueden llegar a afectarnos aunque nosotros no nos demos cuenta?
El color está siempre ahí, aunque nosotros no siempre lo tengamos en cuenta. Descubre el mundo de las tonalidades Cómo afectan los colores a nuestro estado de ánimo Para todos es obvio que vivimos en un mundo sensorial, percibiendo cada día múltiples impulsos.
También es innegable que nuestro mundo está compuesto por colores. Colores que realmente no existen. Matices que verdaderamente ni dos personas contemplan igual. No todos vemos el mismo rojo, ni nos apasiona el mismo azul. Y es más, cada uno de nosotros siente cierta empatía con diferentes gamas, hacia las que se siente más inclinado o identificado.

Los colores nos influyen. Sí, esto también es imposible negarlo. Nuestra propia lengua nos lo demuestra; «lo veo todo tan negro…» solemos decir ante una situación negativa, o: «piensa que el mundo es de color rosa…» comentamos ante una persona inconsciente.

Sin embargo, pocos son los que realmente conocen hasta que punto tiene el color manejo sobre nuestro subconsciente, por qué, por ejemplo, somos más receptivos a un rojo y encontrarmos calma en un azul.
La sociedad, diré mejor, una parte de la sociedad si tiene consciencia de esto. Ellos son, por ejemplo, las personas relacionadas con el mundo de la publicidad, que usan los distintos colores, para incitarnos, atraparnos y dejarnos seducir por un producto, o simplemente para darnos confianza e inflijir seguridad.

El azul, y el verde, son los tonos más elegidos para esto. Mientras que el rojo, el naranja o el amarillo, implican calidez pero tambien incitan el impulso, la acción.

El negro, logra compungir más, pero también es muy requerido para expresar sobriedad, serenidad, y transmitir una propuesta de calma. El azul marino también suele ser muy requerido para este tipo de cosas.

Los colores pasteles, más suaves, y quizas menos receptivos visualmente, transmiten al espectador una sensación de acogida, de envoltura, provocan en nuestro interior una oleada que nos relaja, nos acogen y, por la que nuestra vista no duda en dejarse llevar.

Los tonos tierra no son requeridos tampoco para llamar nuestra atención. Suelen pasar más desapercibidos y nos animan a continuar con nuestra mirada por la amplia senda visual que nos rodea.

Sin embargo, cada uno de nosotros, en nuestra psicología personal, que, por supuesto, no se pued escribir ni plasmar en ningún libro, tenemos nuestra propia reacción, afinidad y contemplación de cada color. Y es muy sencillo averiguar de cuál se trata en el caso de cada uno, basta con abrir el armario, o simplemente con mirar el color de la mayoria de nuestras pulseras. Cada uno tenemos nuestro color. Y cuando algo o alguien acierta con él, da en la diana.