En este artículo te escribo las claves para saber descubrir cuando te afecta cada infección, y cómo reaccionar a tiempo para frenar sus síntomas. El frío que caracteriza esta estación invernal, nos acecha por todos lados, y a pesar de que debes, y estoy segura, tomas precauciones y cuidados a la hora de salir a la calle, o cambiar de espacios, en ocasiones, es innevitable que el frío nos coja y provoque en nosotras cierto malestar.
Sin embargo, debes saber diferenciar, cuando se trata de un simple resfriado, de fácil curación, que te durará unos cuantos días, y sanará mediante la ingesta de alimentos calientes, abrigarse bien, y estar en casita algo más de lo normal, de una gripe común, virus que cada año afecta de un modo distinto, y que muta y se contagia con gran facilidad. Generalmente, si no estas vacunada, e incluso estándolo, tendrás que tratarla con antibióticos y quizás ir a visitar a tu médico de cabecera un par de veces.
Así, que, diferenciar estas dos patologías, es fundamental, y muy sencillo, aquí te explico en una serie de pautas los síntomas que debes de observar cautelosamente en su distinción, explicándote las principales características de cada una de estas afecciones:
- Resfriado:
Sus síntomas suelen ser siempre de carácter leve y como ya te he dicho anteriormente suelen durar un par de días, al menos, en su máxima intensidad:
- Fiebre de hasta 39ºC
- Goteo o congestión nasal (a menudo con secreciones de color verde o amarillo).
- Dolor de garganta.
- Tos.
- Estornudos.
- Fatiga.
- Dolores musculares.
- Dolor de cabeza.
- Lagrimeo en los ojos.
- Gripe:
Su principal característica es que aparece de forma repentina y con unos sintomas con malestar agudo e inncesante:
- Fiebre superior a 39ºC
- Congestión nasal.
- Náuseas.
- Escalofríos y sudoración.
- Fatiga.
- Dolores musculares, en especial, en la espalda, los brazos y las piernas.
- Tos.
- Dolor de cabeza.
- Pérdida del apetito.