Cómo perder una talla con la cronodieta. Parte I

¿Sabías que cualquier comida no te engorda lo mismo por ejemplo a las diez de la mañana que a las seis de la tarde? Aprende la clave para lugar una esbelta figura sin tener que realizar grandes sacrificios. Cómo perder una talla con la cronodieta. Parte I

Adaptarse a los horarios

Nuestro metabolismo ha sido diseñado para que gaste más energía durante las horas de sol que es cuando estamos más activos y para almacenar los excesos al caer la noche. Si nos adaptamos al ritmo de éste, conseguiremos reconciliarnos con nuestra báscula.

Por la mañana. En general todos los dulces, el arroz, la pasta y la fruta más energética como las uvas o los plátanos, se queman mucho más rápido cuando son consumidos durante la primera mitad del día que cuando son ingeridos durante la segunda mitad ya que el azúcar de cualquiera de estos alimentos que son bastante ricos en hidratos, pasa a nuestra sangre en forma de glucosa pasando así a nuestras células donde son quemadas para producir energía. Durante las primeras horas del día este cambio de energía se realiza de una manera mucho más rápida pero va disminuyendo al mediodía para caer en picado durante las noches. Si no fuera porque un exceso de glucosa no gastado, se traduce en un almacenamiento en nuestro cuerpo de grasas de reserva, esto no supondría ningún problema.

La solución en estos casos pasa por deshacernos de los kilos que nos sobran y para ello es conveniente ingerir prácticamente el 60% del total de las calorías que consumimos durante el día en la primera mitad de éste y el 40% que resta, durante la tarde y la noche intentando eliminar de la merienda y de las cenas los alimentos que sean ricos en hidratos como los cereales, los dulces, las legumbres o los tubérculos.

Por la noche. Durante las últimas horas nuestra tiroides, que es una glándula que va determinando la velocidad a la que se van quemando la gran mayoría de las calorías que se van consumiendo, baja la actividad además de aumentar la capacidad de nuestro tejido adiposo para almacenar las grasas. Nuestro cuerpo regula esta tendencia y cuando cae la noche logra segregar una hormona que nos reduce la sensación de apetito además de favorecer el sueño, por lo tanto la cuestión radica principalmente en una cuestión de hábitos y conseguir adaptarnos a lo que realmente nuestro apetito está reclamando y no cenar por tanto, más de la cuenta.

Encontrar el mejor momento

Si no puedes resistir la tentación de comer algo de dulce hazlo antes de las cinco o las seis de la tarde ya que los que se consumen una vez pasada esta hora tienen muchas más posibilidades de llegar ha convertirse en grasas de reserva.

Aunque es preferible tomar zumos o refrescos light, podrás tomarlos acompañados con algún alimento siempre en el desayuno o durante la comida.

Puedes también tomar antes de comer o de cenar un caldo para aprovechar su acción saciante y si te cuesta mucho controlar el apetito puedes añadirle una cucharada de salvado de avena.