Cuándo usar colágeno

Siempre que oímos hablar de tratamientos antienvejecimiento, aparece la palabra “COLÁGENO” (así tal cuál:  entre comillas, con mayúsculas y en negrita), como una de las sustancias más relevantes que ayudan a combatir las arrugas.
 Sin ambargo, muchas personas ignoran que ésta forma parte de nuestra propia piel. Ya que es el constituyente principal de la dermis, a la que aporta flexibilidad, tonicidad y elasticidad.

Cuando una persona envejece, disminuye el número de fibras de colágeno y, consecuentemente, empiezan a aparecer las primeras arrugas. En la dermatología estética el colágeno comenzó a utilizarse como material de relleno a finales de los años 70 y, actualmente, es el implante más conocido y utilizado en los Estados Unidos. Su aplicación depende del cutis de cada persona, pero el colágeno está indicado para corregir arrugas localizadas a partir de los 35 o 40 años, especialmente en las zonas de la frente, entrecejo, patas de gallo, surcos entre las mejillas y la nariz, y comisuras de los labios. Se puede aplicar en su forma líquida, mediante inyecciones seriadas en el surco de la arruga, o sea, formando una línea continua y suave. De esta manera, se da volumen y se rellena la arruga. Como es un material reabsorbible se colocan inyecciones repetidas cada 3 o 12 meses, dependiendo del material empleado.  Los productos de cosmética que contienen colágeno pueden suavizar la profundidad de las arrugas de expresión a través de ingredientes específicos que tras su aplicación repetida son capaces de incrementar en volumen, rellenando y elevando el surco de las arrugas para reducir su profundidad.