Dieta mediterránea: Un estilo de vida

Sea verano o invierno, la mayoría de las mujeres solemos atormentarnos por aquellos kilos de más que tanto nos molestan, pero las interminables dietas en las que pasamos hambre nos asustan más que utilizar un talle más de pantalón.
En esta nota, te proponemos olvidarte de los métodos de adelgazamiento rápidos y poco eficientes para apoyarte en la dieta mediterránea, con la cual perderás peso sin pasar hambre, y sobre todo, comiendo rico. Dieta mediterránea: Un estilo de vida La dieta mediterránea, considerada actualmente patrimonio de la humanidad, es la dieta que (como su nombre lo indica) suele llevar la gente que vive en los países que rodean al mar mediterráneo. En esta dieta, el aceite de oliva es la principal fuente de grasa, y las fibras y vitaminas se obtienen de la fruta fresca, las verduras y legumbres. Las carnes blancas (principalmente pescado) se consumen por sobre las carnes rojas y embutidos, y se preparan con métodos que aportan baja cantidad de grasas: a la parrilla, hervidos y asados. Las hierbas aromáticas (perejil, ajo, cebolla, orégano, cominos) realzan los sabores de los simples ingredientes, y no deben faltar los lácteos (descremados), los cereales integrales, y las pastas. Lo ideal es, durante el día, hacer una comida con carne y vegetales, y durante la noche, un plato de pastas con vegetales. Importante: Privilegiar el agua sobre el resto de las bebidas, no consumir gaseosas (aunque sean dietéticas) y mucho menos alcohol. Las infusiones están permitidas. Otros puntos a tener en cuenta a la hora de comenzar la dieta es armar un horario de comidas, es decir, organizar un itinerario. Se recomiendan hacer 3 comidas principales (desayuno, almuerzo y cena) y 2 colaciones (por la tarde) y respetar los horarios pautados. Saltearse comidas no está entre las opciones, no hace más que retrasar la pérdida de peso porque mantiene al estómago inactivo. A la hora de comer hay que relajarse. Sentarse, dando pausas entre bocado y bocado, conversando. Comer despacio ayuda a saciarse más rápidamente y facilita el proceso de la digestión. Armar bien los platos, aunque comamos solos es también un punto importante, pues la comida debe resultarnos atractiva a la vista, y hay que tener en cuenta que es mejor no llevar fuentes a la mesa para evitar comer de más. Servir en nuestro plato la porción indicada y no repetir ayuda a mantener la disciplina en la dieta. Claro está que toda dieta (y todo estilo de vida) deben estar acompañados por actividad física. No es necesario matarse en el gimnasio pero sí al menos salir a caminar unas 3 veces por semana. Y por último, hay que recordar que una dieta no es una condena de por vida, y si en algún momento nos tentamos con algo rico, en vez de desesperarnos y sentirnos culpables, debemos disfrutarlo y retomar los buenos hábitos en la comida siguiente. Si bien esta no es una dieta con un plan de comidas estricto, es bueno aplicarla como plan nutricional de por vida, pues es rica, sana, nutritiva y no te hará engordar.