Ejercitando la felicidad. (Parte I)

Así como una buena rutina de gimnasia puede mejorar el estado de nuestro cuerpo, hay ciertos ejercicios mentales que pueden tonificar tu autoestima, y lo mejor en este caso, es que no hace falta transpirar ni un poquito Ejercitando la felicidad. (Parte I) Tal como tu cuerpo puede beneficiarse con un trabajo sostenido, tu mente también puede hacerlo. Ser feliz es tan (o más) importante que estar en forma. Generalmente prestamos más atención a nuestro estado físico que a nuestro estado mental, y esto se debe a que la gimnasia es (contrariamente a lo que uno piensa) más fácil de realizar y menos trabajosa que el ejercicio mental. Además, los resultados del ejercicio físico pueden observarse más rápidamente que el de los ejercicios mentales, pues los primeros son tangibles, mientras que los segundos suelen tardar en surtir efecto. Aquella gente que no se siente bien consigo misma, suele recurrir al psicólogo para recibir ayuda, pero también existen ciertos ejercicios muy útiles para tonificar tu mente que no requieren necesariamente de la asistencia directa de un profesional. Es decir, puedes lograrlo por tus propios medios. Para ayudarte con esta novedosa rutina de gimnasia, aquí algunos tips para que puedas mejorar tu vida en cuestiones de romance, felicidad, trabajo y relaciones personales.

  • Ejercicio nº1: No al pesimismo: La gente más feliz es aquella que, cuando sucede algo bueno, cree que se debe a los propios esfuerzos. Y cuando ocurre algo malo, culpa a las circunstancias. Si bien no todo el mundo es tan positivo, tu puedes desarrollar esta misma habilidad y entrar en el grupo de los que ven el vaso medio lleno. Los estudios demuestran que cuanto mas a menudo la gente se cree responsable de lo positivo, más feliz es. Pensar en positivo es un entrenamiento, y por eso, para lograrlo, una buena táctica es llevar un diario personal en el que cada noche anotes 3 cosas buenas que te hayan sucedido durante el día. Analiza cada una de ellas y pregúntate que es lo que hiciste para que sucediera. Esta simple tarea, sin duda, hará que tu buen humor se vaya para arriba. Además, el diario ayudará a que tu capacidad de observación sobre tu modo de funcionar y relacionarte con los otros se agudice día a día.
  • Ejercicio nº2: Reducir las peleas de pareja: Existen dos tipos de discusiones: las que se acaban durante el mismo día que comenzaron, y aquellas que son recurrentes en las parejas, que saltan cada vez que hay un problema, pues muchas peleas de pareja son repetitivas y extraordinariamente predecibles, es decir, se puede adivinar cuando llegarán, y sobre todo, aprender a evitarlas antes de que se desencadenen. Muy pocas veces nos detenemos a pensar que toma 30 segundos decir algo horrible y se pueden necesitar 10 años para olvidarlo. No es negocio ¿cierto?. Lo importante en una pareja es pasar de la discusión al disenso, es decir, aceptar el punto de vista del otro aunque no lo compartamos. Discutir implica convencer al otro de nuestro punto de vista, cuando lo ideal pasa por ponernos en el lugar de la otra persona y tratar de comprender las cosas desde su punto de vista (aunque no quiere decir que tengamos nosotros que cambiar de idea, sino simplemente aceptar que vemos las cosas de manera distinta). Por eso, en esas cuestiones de pareja lo mejor es negociar. Aceptar que cada uno tiene su manera de pensar y balancear el hecho de que a veces nos toca ceder, y otras que cedan ante nosotras. Otro punto fundamental es, si sabemos que estamos a punto de estallar, detenernos un minuto a pensar si es porque realmente nos molesta algo o porque simplemente estamos cansadas. De esa forma, evitarás más de una pelea.
  • Ejercicio nº3: Estiramiento mental: Todos tenemos una mezcla de deseos interna, pues por un lado queremos identificarnos con el resto, pero por el otro queremos que la gente nos vea como personas diferentes y especiales. Como resultado de esa fricción interna, muchas veces terminamos actuando n personaje en vez de ser nosotros mismos. Es necesario aclarar nuestros propios valores y ejercitar nuestra personalidad hasta fortalecerla y hacerla más visible. Este ejercicio está pensado para que tu individualidad sobresalga y utilices tus talentos a tu favor. Comienza por hacer una lista de 10 cosas que te hagan resaltar entre la multitud desde que eras pequeña. Debes encontrar aquellas cualidades que te diferencian del resto, por ejemplo, si sabes cantar, si tienes un sexto sentido para la moda, si eres líder por naturaleza, etc… Luego debes hacer una lista con 5 cualidades tuyas (curiosidad, coraje, generosidad, etc…).Con estas listas, habrás identificado los “músculos” de tu individualidad, y el paso siguiente es estirarlos, es decir, poner de relieve esas virtudes, concentrarnos en ellas y explotarlas con toda nuestra capacidad.

Si te gustó lo que leiste hasta aquí, no te pierdas la próxima entrega de esta nota, con 4 ejercicios más para que logres consolidar tu buena autoestima en todos los aspectos de tu vida. Si deseas leer la segunda parte de esta nota, pulsa aquí.