Fitoterapia de calidad

La fitoterapia cuenta cada vez más con un respaldo científico mayor y sus últimas tecnologías para su fabricación y los avances de las investigaciones han hecho que cada vez sea más demandada, pero hay que saber que no todas las plantas ni los productos son eficaces o que carecen de riesgos para nuestra salud. Fitoterapia de calidad

 

¿Son todos estos productos eficaces?

Hace muchos años no existían las medicinas como tales para poder hacer frente a una enfermedad, por lo que no había más remedio que acudir a la naturaleza y a las plantas para poder prevenirlas, combatir  o curar sus síntomas. Según fue pasando el tiempo, los químicos fueron logrando identificar cada uno de los compuestos de las plantas que generan su efecto terapéutico y en la actualidad la industria farmacéutica ha conseguido sofisticarlos tanto para dotarlos de una mayor potencia, que en muchos de ellos el parecido es inexistente con las plantas originales. Con esta evolución, el uso de la fitoterapia se redujo considerablemente pero como consecuencia de la gran cantidad de efectos secundarios que tienen los fármacos, se ha vuelto a extender.

La efectividad de sus productos depende de la cantidad del principio activo que contenga para que se desencadene el deseado efecto terapéutico. Si la dosis no es suficiente, lógicamente el resultado será nulo o al menos incompleto y si es muy elevada puede que aparezcan efectos secundarios.

La calidad de un producto de fitoterapia

La mejor forma de saber si un producto de fitoterapia cuenta con la calidad necesaria es la información que se nos facilite sobre él de igual manera que elegir los productos que provengan de una marca con garantía. Debe desconfiarse de aquellos que no llevan el nombre de su fabricante en el envase o de los que no informan del contenido de sus principios activos. De cualquier manera hay productos en los que sí figura pero la calidad no es la que se esperaba, debido a que muchos fabricantes no hacen las analíticas de los sucesivos lotes para abaratar costes.

Aparte de una correcta concentración de los principios activos que debe ser cuantificada con buenos métodos, hay que tener en cuenta la seguridad en cuestión sanitaria del producto. Es muy habitual encontrar comprimidos, cápsulas, jarabes o gotas de plantas medicinales con precios diferentes. Lógicamente no todos resultan ser eficientes y se diferencian por su calidad. Es indudable que no puede costar igual un producto que lleve plantas de mala calidad, que hayan sido cosechadas varios años antes, que hayan sido mezcladas con otras plantas más baratas, que carecen de controles microbiológicos, etc. o a las que se les ha eliminado algunos de sus principios activos para la elaboración de extractos, a aquellas plantas que hayan sido recién recolectadas y evaluadas periódicamente o incluso permanentemente.

Por tanto el consumidor debe valorar por encima de todas las cosas, que el producto que haya adquirido sea completamente seguro para que en ningún caso dañe la salud y que garantice el efecto terapéutico.