La pandilla de amigos de nuestros hijos

Aunque nuestros hijos lo normal es que hayan tenido amigos desde edades muy tempranas, es entrada la adolescencia cuando éstos adquieren una importancia enorme, hasta el punto de que el tema llega a preocupar a muchos padres, que piensan que los hijos valoran más a los amigos que a la familia. La pandilla de amigos de nuestros hijos Y de hecho así es. Pero, lejos de alarmarnos, debemos considerar este hecho como algo normal en el desarrollo de nuestro hijo y en su camino hacia la madurez. Es más, debería preocuparnos más bien que esto no ocurriera así y que el niño, ya adolescente, no quisiera relacionarse más que con la familia.

Al llegar a la adolescencia el niño suele sentirse incomprendido, además de sentir una necesidad normalísima de distanciarse de lo que es el núcleo familiar con el objetivo de sentirse como un individuo por sí mismo, independiente y autosuficiente. Por supuesto, los que más le entienden en estos momentos son sus amigos, sencillamente porque están viviendo lo mismo que él.

La mayoría de adolescentes pertenecen pues a algún grupo de amigos, que, normalmente forman un grupo homogéneo, en el cual más o menos tienen las mismas ideas y los mismos gustos, se divierten con las mismas cosas y se visten incluso igual.

El grupo es muy importante para ellos, así como muy positivo, ya que le proporciona confianza en sí mismo. Con él se siente parte de algo, se siente querido y aceptado. Ello no quiere decir que en la familia no pueda sentirse igual, pero con el grupo comparte las mismas preocupaciones, ya que de hecho todos ellos se encaminan hacia el mismo objetivo: conseguir la autonomía personal.

Algunos padres se empeñan en querer ser ellos más amigos de sus hijos que sus propios amigos, lo cual constituye un error. Podemos tener una muy buena relación con un hijo adolescente, incluso entenderlo y apoyarlo completamente en todo, pero ni tenemos su edad ni pertenecemos a su generación.

No debemos olvidar que somos sus padres. Y si deseamos tener una relación con él que pueda calificarse como de “amistad”, es básico que los respetemos y confiemos en ellos.

Algo importante a tener en cuenta, es que los hijos suelen sentir admiración, a pesar de que muchas veces no lo demuestren, hacia unos padres consecuentes con su propia manera de pensar, lo que suele facilitar el acercamiento una vez transcurrida la adolescencia.