Mitos y verdades sobre los daños del sol. (II)

Ya hemos hablado en la entrega anterior de lo importante que es cuidarse del sol y los problemas consecuentes que puede traer una exposición irresponsable ante el mismo.
En esta segunda parte, 3 mitos más sobre lo que se dice de los cuidados que hay que tener a la hora de tomar sol. Mitos y verdades sobre los daños del sol. (II)

Mito 3: “Si estás vestida, no hace falta el protector solar”: Lógicamente llegar a la playa con ropa es mejor que andar todo el tiempo al sol. Pero lo cierto es que la típica remera blanca finita, la típica que usaríamos un día de calor, tampoco es una gran protección. Si la exposición al sol va a ser intensa o prolongada, lo ideal es que la tela de la prenda que nos vayamos a poner encima, sea de trama apretada, holgada y lo más clara posible. Y demás está aconsejar escapar del sol entre las 11 y las 16 horas, o cuando tu sombra sea más corta que tu altura. Lo ideal es programar las actividades al aire libre  a la mañana temprano o al atardecer. Otros accesorios útiles a la hora de repeler el sol: un sombrero de lona de ala ancha, anteojos de sol que bloqueen los rayos UVA y UVB. Y por supuesto, nunca dejar de usar protector, pues hoy por hoy se recomienda el uso de factores de protección entre 15 y 30. En los casos de necesitarse una protección más alta, los protectores de ultra protección deberían ser englobados como 30+, ya que para contrarrestar la batalla de marketing que publicita productos con SPF 40, 45, 60 y hasta 100, que solo confunden al consumidor, a los efectos de protección, 30+ es suficiente, pues el término “sunblock” o bloqueador solar, no está incluido porque no existe ningún protector que evite totalmente la radiación.

Mito 4: “Cuando no estás directamente expuesta al sol, no tienes nada de qué preocuparte”: Aunque no lo veamos directamente, el sol siempre está. Según algunos especialistas, el 70% de todos los rayos UV penetran a través de las nubes, por lo que las probabilidades de daño son casi tan altas en un día nublado como en una jornada de sol radiante. Las nubes no son las únicas cosas que la luz UV penetra fácilmente. La Fundación Argentina de Cáncer de piel recomienda cuidarse de las superficies reflexivas, mediante la que se puede recibir radiación por reflejo, es decir, la nieve, la arena, el agua y el cemento pueden reflejar más de la mitad de los ratos solares, por lo que no debemos engañarnos, pues quedarnos bajo el agua durante las horas pico de radiación no ayuda en nada. Otro error común de la protección de la piel es no llevar protector solar a las vacaciones de invierno, sobre todo cuando se desarrollan actividades a gran altura o en zonas tropicales, pues es importante recordar que la cantidad e intensidad de la radiación ultravioleta aumenta con la altura y la cercanía al Ecuador. Según los especialistas, algunas de las peores quemaduras de sol que les ha tocado tratar se registran en esquiadores, que absorben el doble de sol sin darse cuenta porque, a la altura se suma que la nieve refleja el 85% de los rayos UV, por lo que la exposición en esas circunstancias son aún peores.

Mito 5: “Si tienes una marca o un lunar, tu médico puede extraértelo antes de que se vuelva canceroso: El problema con ésta lógica es que para el momento en que mucha gente decide consultar a un dermatólogo sobre una marca sospechosa, ya puede ser cancerosa. Es cierto que la transformación y la malignización de las células tarda tiempo en ocurrir, pues se trata de un proceso lento y se manifiesta en cambios graduales, posibles de detectar mediante el examen clínico de la piel y eventualmente con biopsias de las lesiones sospechosas. Pero esto no se aplica a todas las variedades de la enfermedad ya que el melanoma, que es el cáncer que tiene mayor índice de mortalidad, puede dar metástasis en poco tiempo, y aparece en cualquier lugar del cuerpo a partir de la transformación de un lunar. En los casos en que el melanoma no se desparrama más allá de la piel, el índice de supervivencia es del 98%, pero si penetra dentro de los nódulos linfáticos, los índices disminuyen hasta el 64%. Por eso lo importante es siempre recordar que el cáncer de piel es 100% prevenible, por lo que parece bastante entupido esperar a estar portando un lunar raro durante un tiempo para decidirnos a visitar un dermatólogo. Otro problema es que cuanto más se tarda en visitar al profesional, más grande puede hacerse el lunar, por lo que, cuando lo saquen, más grande será la cicatriz. Ignorar una protuberancia rojiza o una mancha que se escama puede, incluso, llevar a la extracción de partes de narices o párpados de los pacientes.

Consejo extra: ¿Cómo realizar un auto examen de piel?Además de la visita anual a un dermatólogo, es muy importante revisar mensualmente nuestra piel por nuestra propia cuenta. Con estos sencillos pasos será suficiente. No olvides en caso de ver algo dudoso, consultar inmediatamente con un profesional. Mírate en un espejo a la  luz natural. Ten cerca un espejo de mano para inspeccionar las zonas del cuerpo difíciles de ver como la espalda y el cuello. Comienza por la punta de los pies y sigue a lo largo de las piernas, torso, espalda y brazos. No olvides la parte de debajo de las lolas. Examina cualquier lunar o marca. Recuerda el ABCD de los malos lunares: A de asimetría (que de un lado sea mayor que del otro); B de bordes (que sean irregulares); C de color (que un lunar presente diferentes tonos) y D de diámetro (que sea mayor de 5 mm.). Anota todo lo que veas de cualquier mancha: localización y síntomas específicos, para tener los detalles que necesitarás contarle a tu dermatólogo. Y por último, no olvides ni tu cabeza ni tu pubis, utiliza un espejo de mano para poder ver tus genitales y un secador de pelo para ver el cuero cabelludo cuando el aire vaya separando el cabello. En la próxima y última entrega, no te pierdas los últimos 3 mitos así como también una guía para ponerte correctamente el protector solar y lo que tienes que saber a la hora de comprarlo.