Perder peso, sin dieta ni ejercicio

Nuevos estudios científicos develan estrategias diferentes para combatir la gordura Perder peso, sin dieta ni ejercicio Atrás quedaron las Fiestas y sus excesos alimenticios; por delante está el el desafío de volver a usar el mismo talle del mes de noviembre. Pero a no desanimarse: aunque las ganas de hacer dieta y ejercicios escaseen, existen otras alternativas para bajar de peso sin régimen ni ejercicios.

Las respuestas llegan de la mano de nuevos estudios científicos que se concentran en las causas menos conocidas de la obesidad. Está claro que comer de mas y llevar una vida sedentaria nos engorda, Pero ¿cuáles son los otros factores que inciden en la balanza?

Existen algunos virus capaces de hacer estornudar y, al mismo tiempo, ganar peso, aseguran los investigadores. También la falta de sueño altera el reloj biológico y nos pone mas en riesgo de excedernos en las comidas; lo mismo que el estrés cotidiano, que «aumenta el deseo de alimentos hipercalóricos en las personas que suelen consumirlos», afirman expertos de la Universidad de Yale, Estados Unidos, que recomiendan aprender técnicas de meditación y de control del estrés.

Otros estudios apuntan a medidas aparentemente descabelladas, como bajar la temperatura hogareña o reducir la iluminación artificial durante la noche, en especial si se trata de lámparas LED. Pero la buena noticia es que existen suficientes evidencias científicas de que esas estrategias ayudan a bajar de peso sin dieta y sin esfuerzo

Solo para tenerlo presente, si uno come de mas y hace poca actividad física, entonces uno subirá de peso. Aun así, cada vez hay mas evidencias de que otros factores también contribuyen con el exceso de adiposidad. Identificar esos factores nos podría dar nuevos caminos para combatir la barriga, y la buena noticia es que los investigadores están comenzando a hacerlo. Veamos algunos ejemplos:

1) Vacunarse
Se ha identificado una decena de microbios que han sido asociados a la obesidad. Uno de ellos es uno de los virus del resfrío común: el adenovirus-36. Investigadores norteamericanos descubrieron que ese adenovirus aumenta el número de células grasas dentro del organismo e incrementa la cantidad de grasa que se halla en esas células. «Si algunas infecciones contribuyen a la obesidad, podríamos tener una forma potencialmente muy sencilla de prevenirla: vacunando», dijeron los investigadores.

2) Relajarse
Mientras que el estrés extremo puede hacer que la gente pierda peso, el estrés cotidiano puede tener el efecto opuesto. Estudios de neuroimágenes realizados en la Universidad de Yale muestran que el estrés activa regiones cerebrales asociadas con los hábitos y las recompensas. Aumenta el deseo por alimentos hipercalóricos en las personas que suelen consumirlos, por eso recomiendan aprender técnicas de meditación y de control del estrés.

3) Bajar la temperatura
Estudios de la Universidad de Turín, Italia, hallaron que aquellas personas que viven en hogares con temperaturas más altas tienen el doble de riesgo de desarrollar obesidad. Si bien temblar de frio quema calorías, tampoco hace falta llegar a ese extremo. Cuando la temperatura se ubica por debajo de los 18°, un tipo de grasa corporal llamada grasa marrón comienza a quemar energía para calentar el cuerpo. Desafortunadamente, si uno no está expuesto habitualmente al frio, los depósitos de grasa marrón -que son minoritarios en comparación con la grasa blanca- se reducen y también su capacidad de quemar calorías. Entonces, a bajar el termostato del hogar.

4) Comer proteínas
Las dietas con alto contenido de proteínas quizá sean una moda, pero con algo de sustancia. Existen estudios que indican que las proteínas ayudan a mantener la saciedad por más tiempo. Es más, estudios dinamarqueses hallaron que una dieta con alto contenido proteico, pero con bajo índice glucémico, permite que las personas coman hasta llenarse, pero sin engordar.

5) Mirar el envase
No solo para ver la composición nutricional de los alimentos, sino también para ver en que vienen envueltos. Algunos envases plásticos y metálicos contienen químicos que alteran el normal funcionamiento de hormonas como la tiroidea, que regula el metabolismo. Los ftalatos y el bisfenol A son unos de ellos, y hay estudios que mostraron que hombres obesos tenían una mayor concentración de ftalatos en su organismo. Un dato: los envases reciclables de PVC «tipo 3» suelen contenerlos.

6) Apagar la luz
Estudios en ratones muestran que aquellos expuestos a la luz durante la noche son un 10% más gordos. La razón? De noche, la luz puede alterar nuestro reloj biológico (circadiano) e interferir en nuestro metabolismo. Expertos recomiendan mantener un patrón lumínico consistente a le largo de la semana, y evitar las luces LED, que afectan especialmente los ritmos circadianos.

7) Dormir
Si necesita una excusa para permanecer mas tiempo en la cama,  aquí hay una: dormir demasiado poco puede volverlo gordo. La privación de sueño reduce la producción de la hormona leptina que suprime el apetito, e incrementa la de la ghrelina, que lo estimula. Entonces, una hora más de sueño puede ganarle al gimnasio.