¿Puedes dar un empujoncito al amor? (Parte II)

Cuando conocemos un hombre que nos llama verdaderamente la atención, hay ciertos sutiles trucos que podemos hacer discretamente para ayudar a que la situación se incline a nuestro favor, y de eso estuvimos hablando en la nota anterior.
Tal como habíamos anticipado, en esta segunda entrega, te contamos el mejor momento de retirarse con la frente en alto antes de hacer el ridículo. ¿Puedes dar un empujoncito al amor? (Parte II)

Renuncia a las conquistas imposibles: La trampa más peligrosa cuando estás en la caza de un hombre es que, cuanto más estás tratando de atraparlo en tu red, más difícil se te hará ver las señales de que él no quiere que lo atrapen. Y el gran problema de todo esto es que los hombres no son «taaan tontos«. Piensa un minuto. Dos o tres encuentros «casuales» es una cosa, pero si siguen ocurriendo y ocurriendo los milagros, corres el riesgo de convertirte en dos cosas ante sus ojos: una chica demasiado fácil o, peor aún, una pesada. Los hombres tienen una habilidad innata para percibir la desesperación a kilómetros de distancia, y si no te detienes a tiempo con las apariciones «casuales» en su vida y de mandarle señales de «Soy tuya«, eventualmente será él quien saque ventaja de tu situación. ¡Es un hombre después de todo!. Un ejemplo de esto puede ser el caso de Luisa, de 25 años:

«Me tiré encima de Gastón un par de veces y, aunque no me ignoró del todo, tampoco me dio demasiada cabida. Pero yo estaba segura de que iba a conseguir que viniera al pie… y vino. Una noche después de una fiesta, me llevó a mi casa y tuvimos sexo. Para lograr eso no había parado de mirarlo alevosamente en toda la noche. El estaba borracho, tenía ganas de acostarse con alguien y yo era la que estaba más a mano. No hace falta aclarar que nunca más tuve noticias suyas…«.

Hay un par de lecciones para aprender de este caso. La primera es que si un chico te va a querer para algo más que un rapidito, probablemente va a demostrar su interés en los primeros contactos. Pues si de veras hay química recíproca, no debería tomar más que dos o tres encuentros para incentivar algo de acción. Si se ven y él no hace ninguna movida, puedes interpretar o que le gustas pero no tiene ganas de tener nada contigo por el motivo que sea… o que la atracción se daba sólo de tu lado… Puede pasar. En segundo lugar, llevar una relación desde el simple «Hola» hasta la cama, no garantiza en absoluto que él quiera más. Muchas mujeres caen en la trampa de subestimar el impacto que la intimidad sexual causará en ellas. Si él te interesa y no recibiste indicios claros de que ese interés sea compartido, entonces dar ese paso puede dejarte sintiéndote peor que si él nunca se hubiera dado por aludido. Al fin y al cabo, darle al destino un pequeño empujoncito en la dirección correcta puede ser inteligente en el competitivo mundo de hoy… en tanto y en cuanto tengas claro cuándo es conveniente tirar la toalla y ponerte a buscar a alguien cuyas intenciones estén en verdadera sintonía con las tuyas. Y si a pesar de todo esto te pasó que hiciste un gran papelón con quien creías que podía llegar a ser el amor de tu vida, o te pasó que la situación no prosperó más allá de las sábanas, no olvides que “Un tropezón no es caída” y que, en definitiva, si no se dio, por algo fue, y que siempre va a haber uno mejor… solo es cuestión de tener paciencia hasta encontrarlo.