Siéntete mejor por dentro y por fuera con la meditación

Si la meditación se tratase de una medicina, sus beneficios serían tan evidentes y tantos que todo el mundo querría ir al médico a pedir recetas. Y es que la meditación da vitalidad, mejora el sistema inmunológico y reduce la ansiedad y la tensión. Siéntete mejor por dentro y por fuera con la meditación

Veinte minutos al día

Meditar significa curar, sanar, remediar y consiste en un entrenamiento mental con el que se superan los problemas y se aumenta el autoconocimiento y la comprensión, prolongándose sus beneficios en el tiempo.

Si piensas que es aburrido, que no vas a tener paciencia o incluso te da pereza comenzar, te convendrá saber que para poder sacar el máximo provecho a la meditación no es necesario estar horas sentadas y con las piernas cruzadas ya que con veinte minutos al día se puede conseguir el bienestar emocional, físico y mental que se necesita.

Cómo comenzar

El principio básico de esta técnica se basa en centrar la atención mientras te vas relajando de alguna manera como por ejemplo, andando, respirando o escuchando algún sonido.

En contra de lo que se piensa no se debe dejar la mente en blanco ya que tal como se ha demostrado en investigaciones recientes, el cerebro se estimula durante la práctica de la meditación. Además intentarlo puede llegar a resultar frustrante.

La clave está en centrarse en el presente, prestando toda la atención que se pueda y no estar pensando en el trabajo, en el cumpleaños de tu amiga o en esa factura que tienes que pagar. Dejar que los pensamientos vayan fluyendo y se vayan solos sin necesidad de retenerlos ni de forzarlos.

Si no se desea iniciarse en solitario en esta técnica por ejemplo con la ayuda de un libro bueno o de un cd, se puede acudir a clases con profesor. Meditar dará una calidad de conciencia, ecuanimidad y un grado de atención que luego será posible trasladar a la vida diaria.

Elegir entre estas dos técnicas

Si eres una persona tranquila es mejor meditar quita. Para ello debes sentarse en un lugar cómodo, cerrar los ojos y respirar tres o cuatro veces hondo. Ve respirando de una manera pausada hasta que estés en paz y tranquila.

Según te vayan llegando pensamientos a la cabeza debes dejar que se vaya y calmar tu mente mediante la respiración.

Esta técnica se debe comenzar practicándola durante unos cinco minutos e ir incrementando el tiempo hasta llegar a quince minutos por lo menos al día.

Si eres más inquieta puedes meditar caminando

Busca un lugar diáfano en el jardín, en tu casa, en un parque, etc. pero que sea un lugar por donde no pasen demasiadas personas. Se debe elegir un punto para empezar y otro para finalizar que estén separados entre sí al menos unos veinte pasos.

Con los brazos colgando ligeramente por delante del cuerpo se deben enlazar las manos y comenzar a andar tan despacio como se pueda siendo lo ideal que cada paso te lleve entre cinco y diez segundos, algo que puede llegar a resultar difícil al principio.

Se deben dedicar veinte minutos a esta técnica cada día para que el cuerpo se pueda beneficiar de este efecto.