Un alojamiento de ensueño: el Parador Nacional de Granada

Granada es una de las más bellas ciudades del mundo. Su patrimonio artístico no sólo es abundante, sino que es de una belleza inmensa. Si a ello se añade su hermoso entorno natural, con parajes como Sierra Nevada, sumado a factores como la amabilidad de su gente y su rica gastronomía, se convierte en un lugar ideal para unas vacaciones. Un alojamiento de ensueño: el Parador Nacional de Granada A la hora de elegir un alojamiento en Granada, es aconsejable buscar alguno situado en un estratégico lugar, donde se tengan todos los centros de interés cerca, sin tenerse que desplazar mucho pero, por supuesto, sintiéndose cómodos y a gusto.

Una buena opción será decantarse por el Parador Nacional de Granada, en el cual se disfruta de un enclave único, puesto que se encuentra situado dentro del mismo recinto de la Alhambra.

El edificio donde se ubica el hotel es un antiguo convento que fue construido en el siglo XVI por orden de los Reyes Católicos. Fue rehabilitado conservando sus elementos principales, incluso un gran número de obras de arte que aún se conservan en su interior. Su decoración mezcla los estilos árabe y andaluz, resultando de ello una espectacular combinación.

Las habitaciones son amplias y cómodas. Con cálidos colores y lujosas telas, han sido decoradas con un gusto exquisito. Por supuesto, están perfectamente equipadas, y todas son exteriores, disponiendo de unas magníficas vistas al Generalife, a la Alhambra o a Sierra Nevada.

Algunas de las habitaciones, al estar instaladas en alguno de sus torreones, disponen de ventanas en los cuatro lados, por lo que se pueden contemplar todas estas bellezas a la vez.

El Parador dispone de varias salas para sus clientes. Algunas están habilitadas para que se puedan realizar en ellas reuniones de trabajo, convenciones u otros eventos parecidos, contando con toda la infraestructura necesaria, incluso toma de televisión.

Los hermosos jardines y fuentes que hay en el hotel dejan sin palabras al visitante por su belleza. Estar sentados un rato en uno de ellos escuchando sólo el ruido del agua de su fuente y el trinar de los pájaros es una experiencia de lo más relajante. Es de destacar también el magnífico patio andaluz que se halla en el centro del hotel.

El restaurante del establecimiento está especializado en cocina típica andaluza, de una gran variedad y riqueza. Allí, se puede pedir un remojón granadino, unas habas con jamón, un choto o un gazpacho andaluz, entre muchos otros exquisitos platos.