Si tienes ganas de dar un aire diferente a alguna de las estancias de tu casa, o simplemente te has cansado de ver siempre la misma pared y quieres algo diferente, pero no estás en disposición de gastar ni mucho tiempo ni mucho dinero, hay varias opciones por las que te puedes decantar, técnicas que resultan baratas y fáciles. Una de ella es la pintura con esponja. 
Se trata de una técnica muy sencilla y con la que gastarás muy poca pintura, pudiendo ser el resultado espectacular. Puedes usar esta técnica en todas las paredes de una habitación o solamente en una de ellas o en un trozo, con el fin de distinguir un ambiente.
La técnica es muy rápida, y consiste en aplicar pintura en las paredes con una esponja. Deberás verter una pequeña cantidad de pintura dentro de un recipiente, introduciendo luego en ella la esponja previamente mojada en agua, escurriendo el exceso de pintura dentro del recipiente. Aplica la pintura con toques suaves y dispersos por toda la superficie que quieras pintar. Así de fácil.
El resultado dependerá de varios factores, como la forma que tenga la esponja. En los comercios las venden con formas muy diversas, ya destinadas a este fin. También dependerá de las capas que des, una encima de la otra, las cuales pueden ser del mismo color o de diferentes tonalidades.
Lo único que puede resultar difícil de esta técnica es la elección de los colores. Normalmente, la primera capa se suele dar con un tono parecido al de la pared base aunque más intenso. Sin embargo, también hay quien busca el contraste, y, encima de una pared base oscura, da una primera capa en un color muy claro, incluso blanco.
Para la elección de colores deberás tener en cuenta, por supuesto, factores como los muebles o como el estilo que quieres que adquiera la habitación. Las capas las puedes hacer también con el mismo color pero en tonos cada vez más fuertes, lo que suele dar un resultado muy atractivo.
