Fomentar la lectura en los niños: un deber de los padres

Todos conocemos la importancia que tiene el hábito de la lectura en el desarrollo de las personas. Los libros no sólo aumentan en gran manera nuestra cultura, sino que estimulan nuestra imaginación y nuestra creatividad, enriqueciendo además nuestro vocabulario. Con los libros nos introducimos en historias de otras culturas y en fantásticas aventuras, pero también en las vivencias de otros, e incluso en la misma condición humana, descubriendo las virtudes y defectos de la misma. Fomentar la lectura en los niños: un deber de los padres También para el niño la lectura es fundamental, un gran motor en su desarrollo, tanto moral como intelectual. Nos toca a los padres intentar que la lectura se convierta para ellos en un hábito, estimular en ellos la afición  hacia la misma. Es tan importante para su futuro que seguramente es uno de los mejores regalos que podemos hacerles.

Este aprendizaje debe empezar así que el niño empieza a leer. Y no debemos olvidar que en este tema, como en muchos otros, lo más importante es el ejemplo. El niño se fija mucho en lo que hacemos los padres, y su tendencia natural es intentar imitarnos, hacer lo mismo que nos ve hacer a nosotros.

Está comprobado que los niños que se han criado en casas en que sus padres u otros adultos leen, adquieren ellos también normalmente la afición a ello, normalmente sin necesidad de tener que estimularles. Si el niño ve a su padre o madre coger un rato cada día un libro para leer relajadamente, va a tener esto como una cosa normal que todo el mundo hace, y seguramente ya de pequeño cogerá su cuento para leerlo en la cama, manteniendo este hábito ya de por vida.

Para aquellos padres que no lean normalmente, es aconsejable que hagan un pequeño esfuerzo para estimular este hábito, que ellos no han tenido, en sus hijos. Es posible que baste con coger un cuento y leerlo junto con el niño, un rato cada día, para despertar en el pequeño el interés por la lectura. Los padres que raramente leen deben recordar que todos queremos lo mejor para nuestros hijos, incluyendo aquello que por una razón u otra nosotros no hemos podido tener o adquirir.