Descubre cómo puedes combatir la desgana y el cansancio cuando este mineral falta en el organismo y que tan necesario es, sobre todo si se practica algún tipo de ejercicio.
Hierro, ese mineral primordial
Palidez, propensión a las infecciones, fatiga, problemas de sueño y de concentración, mareos o caída del cabello son algunos de los síntomas que te pueden indicar que estas sufriendo anemia, un trastorno de la sangre que es provocado por un empobrecimiento de los glóbulos rojos.
Y es que el hierro es algo fundamental para el correcto funcionamiento del metabolismo ya que participa de una manera muy activa en la formación de las proteínas de los músculos y en la liberación de la energía a partir de los ácidos grasos del intestino y de la glucosa, además de favorecer el transporte del oxígeno mediante la hemoglobina del torrente sanguíneo.
Aumentar su consumo
Se puede conseguir una mayor cantidad de hierro de una forma completamente natural si en la dieta se incluyen alimentos que sean ricos en este mineral como las espinacas, las lentejas y garbanzos, las almejas, las judías verdes, el cordero, la morcilla o los frutos secos.
También es conveniente consumir cítricos y agregar un poco de pimiento morrón en las ensaladas, ya que la vitamina C que contienen estos alimentos favorece la correcta absorción del hierro.
Se debe optar por consumir carne magra extra, pero no las carnes grasas, ya que con las primeras se aumentará el hierro.
Si se están tomando suplementos de hierro no se deben combinar con los lácteos puesto que el calcio de estos productos hacen más difícil la absorción de dicho mineral.
¿Cuánto se necesita?
La cantidad mínima recomendada de hierro que se debe consumir en la dieta diaria de una mujer es de 18 mg. mientras que en la de un hombre es de 10 mg. Esta diferencia es porque cada mes las mujeres perdemos entre 15 ml. y 20 ml. con la menstruación. Por otra parte durante el embarazo y durante la lactancia, se agotan las reservas de hierro ya que aumenta considerablemente el flujo sanguíneo.
Hay que recordar…
En los menús diarios no deben faltar el hígado, el pescado, la carne roja, la yema de huevo, las legumbres, frutas con un alto contenido en vitamina C y los vegetales de hojas verdes.
Una cocción excesiva de las verduras y de las hortalizas reduce hasta en una quinta parte la dosis aconsejada de hierro.
Los taninos, presentes en el vino, en el café y en el té, así como los filatos que se pueden encontrar en las harinas, sobre todo las de soja, las de trigo, las de avena y las de maíz, pueden conseguir limitar la absorción del hierro y por consiguiente, reducir la cantidad de éste en el organismo.
Igualmente existen muchos alimentos que están enriquecidos con hierro y que pueden consumirse habitualmente como son los panes, los embutidos y los lácteos. Si se introducen en la dieta diaria, pueden servirte de aliados a la hora de combatir una carencia de este mineral.