Uno de los temas que a veces provoca controversia entre los padres es el de si debe o no darse una paga a los hijos. 
Los detractores de la paga argumentan que “una paga” siempre es una contraprestación por alguna labor realizada, que aquí no es el caso, defendiendo también que los niños ya tienen sus necesidades cubiertas y que lo único que hacen es gastar el dinero en cosas superfluas.
Los que defienden las pagas también tienen sus argumentos, que suelen consistir en el hecho de que los niños aprenden de esta manera a administrarse.
Ambas opiniones tienen parte de razón y, según los expertos, no es malo dar una paga a los niños siempre que ésta sea pequeña, y nunca antes de los 9 años.
Aunque la familia disponga de dinero, no es bueno que la paga consista en una gran cantidad, ya que, como evidentemente el niño va a gastarla en chucherías y similares, corre el peligro de no saber valorar después el dinero y lo que cuesta ganarlo. Y, es más, debemos hacerle comprender que aunque nosotros tengamos dinero otros no tienen esta suerte y que no está bien malgastarlo. No estaría de más tampoco exigirles algo a cambio. No se trata de comprarlos sino de que aprendan que todo requiere un esfuerzo.
A partir de esta edad recomendada de los 9 años, la paga nos puede servir para controlar al niño, y ver qué hace con su dinero, cómo se lo administra. De esta manera sabremos cómo debemos aconsejarle, ya que podremos corregirle sobre la marcha posibles errores que vemos que comete con la distribución del dinero. Asimismo, es conveniente aprovechar para enseñarles la importancia del ahorro, para lo que les podemos hacer ver que lo mejor sería, aunque gastaran una parte, ahorrar la otra, para comprar un juguete o algo que les haga ilusión y que cuesta más dinero.
La paga puede estimular en el niño su sentido de la responsabilidad y su autonomía, cosa que puede ser positiva. Esto sí, es muy importante que si acabamos asignando una paga al niño para sus chucherías, no se le dé ni un euro más para ello.
