A veces no es tan importante la belleza como el sentir seguridad en una misma. Aprende a sacarte el máximo partido y…¡Conviértete en una Carrie Bradshaw con estilo propio!
A veces no es cuestión de belleza: No hace falta tener el físico más espectacular del reino, ni las piernas más largas, ni el rostro más perfecto. Lo más importante es conocerse bien a uno mismo, tener en cuenta nuestras limitaciones, nuestros defectos y saber disimularlos con estilo.
A veces tan sólo es cuestión de seguridad en una misma y algo de maña para aprender a potenciar tus cualidades y ocultar con astucia aquello que nos afea, porque, aunque parezca mentira, incluso aquellas que ocupan portadas de revistas, necesitan maquillar sus defectos para salir fabulosas y convertirse en iconos…
Uno de los ejemplos más claros de que se puede llegar a ser una de las mujeres más imitadas del planeta sin ser la más guapa es la actriz Sarah Jessica Parker, más conocida como Carrie Bradshaw de la popular serie «Sex and the City». Recuerdo su look de la primera temporada: Pelo oscuro y fosco, prendas de mercadillo combinadas con zapatos caros, carente de estilo que poco a poco, con el paso de los años, se fue puliendo hasta convertirla en lo que es hoy en día. En las siguientes temporadas podíamos verla en pijama, vestida para un cocktail, paseando por las calles de Nueva York en shorts y camiseta de tirantes y entonces, siempre la veíamos guapa y admirábamos su estilo, cuando mezclaba en su look prendas imposibles que, hasta entonces, jamás hubiésemos pensado que podrían crear tendencia… El secreto de Carrie residía sin duda en la confianza y la seguridad que nos transmitía, incluso con una coliflor en la cabeza… El no sentirse disfrazada con niguno de sus estilismos es lo que hizo que crease tendencia y lo que le convirtió de una actriz apenas conocida, en una de las mujeres más deseadas, tanto por hombres como por mujeres.
En una de las entrevistas que leí de ella, me sorporendió que contaba que cuando comenzó a grabar «Sex and the City» creía que la serie no llegaría muy lejos: ¿Quién podría creerse a una mujer que rozaba la cuarentena vestida con esa facha por Manhattan, con tres amigas fabulosas, una trabajo envidiable y una vida amorosa de lo más activa? Carrie nos permitió soñar, y nos hizo ver que en la moda, no todo estaba escrito y que con trintaitantos, las mujeres seguían siendo jóvenes, y que no todas tenían que seguir el camino del matrimonio ni la vida que se supone es la correcta.
Ese aire neoyorkino, esas combinaciones tan propias de su personaje, esos looks en ocasiones modernos, en ocasiones vintage, ese fetichismo tan suyo por el calzado, lo ha trasladado a su vida real y, aunque podemos verla con unos jeans, un jersey y una coleta revuelta paseando por las calles de su ciudad, luce como nadie piezas de diseñadores como Valentino o Alexander McQueen, dos de sus diseñadores predilectos, sin dejar de mencionar sus siempre presentes «Manolos» u otras firmas como Christian Louboutin o Jimmy Choo…
Y, aunque no todas podemos permitirnos firmas como las que visten a Sarah, gracias a cadenas bastante más económicas, tenemos la posibilidad de imitar esos looks en versión «Low Cost», teniendo siempre en cuenta nuestro estilo propio, que jamás debemos perder de vista… No permitas jamás que la moda influya tanto en tí como para dejar a un lado tu personalidad: Coge de los estilismos que más te gusten, las pinceladas que vayan contigo… ¡Y a quemar la ciudad!
Y es que, aunque no todas podamos ser la señorita Bradshaw, cada una de nosotras tiene un algo que le hace especial y única que hará que en algún momento de nuestra vida, se cruce en nuestro camino un apuesto y siempre elegante Mister Big…