Si bien la amplia apertura y alcance que se tiene hacia la información ha hecho a la sociedad más autónoma, es necesario que también se comprenda que los especialistas existen por un motivo. La preparación de años y el conocimiento científicamente respaldado no se compara con el resultado a una búsqueda por Internet, sin embargo el acto de auto búsqueda y automedicación se ve cada vez más utilizado por las personas sustituyendo la verdadera consulta al profesional médico. A este hecho de automedicación hay que agregarle la masiva producción de medicamentos que en los últimos años se ha estado dando, dejando al alcance de todos innumerables tipos de drogas que deberían ser suministradas con suma cautela, aunque sean drogas calificadas como medicina de venta libre. Incluso existen publicidades donde se invita a la adquisición de ciertos medicamentos, algo que no debería darse, ya que todo elemento ajeno que se suministre al cuerpo da por resultante modificaciones en éste, entre las cuales pueden existir efectos secundarios o adversos. Esta cultura de automedicación moderna es una práctica que lleva a conseguir en vez de curas rápidas, fáciles y efectivas, como una persona pudiera pretender, agravamientos de la misma enfermedad o efectos contrarios a los deseados.
Suponiendo un ejemplo donde se padece de fiebre, vómito y dolor abdominal, la práctica correcta sería acudir al médico, con quien se pueden plantear los síntomas y a su vez encontrar una causa definitiva de la dolencia a manos de un experto. Sin embargo, esto queda muy lejos de lo real, porque seguramente la persona recordará que estos síntomas se alivian con cierto medicamento que se anunció en la televisión, o bien buscará por medio informático una “confiable y rápida” solución. Esto da por resultado que se contrarreste el síntoma de la fiebre, el vómito y el dolor abdominal por cierto tiempo indefinido, pero escasas veces realmente eliminará la enfermedad o cuestión detrás de los síntomas visibles. Además, parte del riesgo recae en automedicarse para algo que en realidad no se padece, generando el peligro de confundir una grave enfermedad con algo como un simple resfriado.
La automedicación es un tema complejo, ya que los riesgos van de lo leve hasta lo fatal, principalmente debido al desconocimiento que se tiene sobre efectos secundarios, prohibiciones, alteraciones o demás información de un medicamento, que es imprescindible conocer.
Se pueden agregar a lo dicho algunas consecuencias (muy importantes) de esta medida moderna:
Resistencia de bacterias. Al consumir antibióticos erróneos una y otra vez, en lugar de dar una cura acertada a la enfermedad se están creando bacterias resistentes a los componentes, con lo cual los padecimientos se irán agravando con el tiempo.
Enfermedades crónicas o silenciosas. Muchos de los medicamentos que se consumen sin prescripción médica, sólo ocultan o alivian los síntomas sin erradicar de raíz la enfermedad que los provoca.
Intoxicación. Al automedicarse sin un conocimiento profesional de los componentes del medicamento o efectos secundarios, se puede caer en intoxicación o efectos aún más peligrosos, como cuando se tiene una cierta alergia desconocida.
Es por eso que la consulta al médico ante cualquier síntoma, duda o padecimiento, es lo más recomendado. Además, es necesario resaltar que la automedicación es un tema muy lejano al de contar con un interés por la salud propia, ya que conocer el estado que uno tiene de salud consiste en exigir a un médico un diagnóstico que satisfaga enteramente la necesidad del paciente.