las ideas de la raza humana pueden llegar a diversos niveles y prueba de ello, son estos lugares turísticos que a pesar de no ser de total agrado, si despiertan curiosidad, por lo menos para verlos de lejos o muy rápido. Viajar es algo que enamora a toda mujer, y más porque en diferentes lugares conocen parte de la cultura, de la gente, de las tradiciones y ciertos atractivos turísticos que dejan boquiabierto a cualquiera, y aunque no todos son muy agradables, pues son cosas que no cualquiera se da el lujo de ver.
Por ejemplo, en Japón, donde no hay ningún tipo de cuidado por las excentricidades y rarezas, hay una especie de spa, que tiene como atractivo un jacuzzi pero no con agua, sino con vino o con té verde. Entonces las personas tienen la oportunidad de escoger en cual de su bebida favorita quieren sumergir y pasar un agradable momento en uno de los lugares más extraños que se pueden visitar. Hay un lugar en México, que aunque no es tan tranquilizante y relajante como el anterior, si logra llamar la atención e incluso generar un poco de miedo e inquietud. Se trata de la isla de las muñecas. Es un pequeño lugar donde además de encontrar fauna y flora característica de Xochimilco, hay un pequeño rincón que esconde historia entre cada una de las muñecas que cuelgan de las ramas de los arboles que allí se encuentran. Lo que causa asombro y miedo, es que las muñecas están totalmente descuidadas, incluso descompuestas, como una fría escena de la película Chucky, pero con tanta importancia y cantidad, que el gobierno quiere llevarlas a un museo.
Un tercer lugar que puede causar asco en algunos pero atracción en otros, es la calle o callejón del chicle. Pues así es, en California hay un callejón en el que desde os años 60´s se vienen pegando todos los chicles de quienes pasan por allí, incluso hay letreros y guías que invitan a las personas a dejar pegado allí su chicle y que poco a poco esta especie de “monumento” se complete más o tome más importancia. Un templo, tal vez uno de los más extraños y que produzca algo de escalofríos a quienes les temen a los roedores, es precisamente el templo de las ratas, ubicado en India. En realidad se construyó en honor a una diosa llamada Karni, quién defendía su creencia de que su familia y seres queridos jamás morirían y que cuando se desprendieran del cuerpo humano, reencarnarían en ratas. Es por ello que todas las ratas que hay en ese lugar son especiales, importantes, no son maltratadas o sacrificadas y pueden tener diversos tamaños, colores y edades.
Lugares recónditos, extraños y raros hay en todo el mundo, pero esto es solo una pequeña muestra de lo que se puede encontrar en el largo y el ancho del planeta y todas las culturas que existen en él.