Evolución de los accesorios higiénicos

Las toallas higiénicas y tampones no han tenido siempre la facilidad y avance que tienen hoy en día, es más, ni siquiera existían, pero vale la pena conocer como las mujeres de miles de años atrás podían sobrevivir sin los productos que a las chicas de hoy no les puede hacer falta mientras están en sus días. Evolución de los accesorios higiénicos Es una fortuna para cualquier chica vivir en esta época porque a pesar de que aún se sigue mejorando cada elemento gracias a la tecnología, hay objetos que han sido una gran ayuda para situaciones como el periodo, pues si no hubiera toallas higiénicas o tampones no se sabe cómo se sobrellevarían estos días.

Así mismo es importante saber la historia de las chicas de a lo largo del tiempo para saber la importancia de lo que se tiene y así poder vivir más tranquilas sin quejarse tanto.  Por ejemplo antes no había tantas opciones ni variedad en este tipo de productos, porque básicamente no existían, así que en cuanto a formas, tamaños, diseños y colores, no había opción alguna. Hay que valorar que gracias al ingenio de las chicas antepasadas, la gente pasaba por desapercibido el hecho de que estuvieran sangrando

Las primeras chicas, es decir las homo sapiens, usaban las pieles de los animales que cazaban para poder controlar el sangrado; después en Egipto cuando algo evolucionó en las tradiciones, empezó a usarse el papel artesanal más conocido como papiro los cuales eran humedecidos y enrollados para que funcionaran como una especie de tampón. Dentro de esta misma época, para aquellas que no eran tan sofisticadas ni llenas de riqueza y que no tenían acceso al papel, tenían que conformarse con las hojas de los árboles o pedacitos de caña humedecidas y ablandadas para que hiciera las veces de tampón. Obviamente nada de este tipo de cosas era cómodo y a través del tiempo se fueron adelantando estudios para mejorar la calidad y sobre todo las texturas, algo que no tallara, marcara, cortara entre otras. 

Unos años después… durante el imperio bizantino, empezó a usarse un elemento derivado de la lana peinada y enrollada, después se fueron forrando con tela suave que podía ser lavada o botada, pero ya dependía del estrato de cada mujer. La mayoría funcionaban como tampones, pero también había derivados de pañales que controlaban el sangrado, solo que iban amarrados hasta la cintura y no se veía nada estético.

Casi sobre los inicios de la década de 1910, el mercado se enfocó en el diseño de un producto que fuera cómodo y se adaptara a las necesidades de las mujeres, sin que fuera de gran tamaño y que absorbiera el flujo correctamente. Lo paradójico es que como se dio en la época de la primera guerra mundial, se usaban para poder controlar las hemorragias de sangre de los soldados heridos pues realmente era efectivo, elaborado a base de algodón y a partir de este uso, se rediseñaban constantemente las toallas higiénicas. 

Aunque la comodidad  no era del todo excelente, la reducción del tamaño fue un gran avance y con el tiempo se retiraron los ganchos de agarre delante y atrás para poder adherir una superficie plástica y que en cuanto al grosor, fuesen más delgadas.

Desde este momento se han diseñado infinidades de productos que buscan adecuarse a los gustos de cada chica y así poder darles una tranquilidad durante su periodo menstrual.