Estamos ya metidos en época de carnaval, una festividad que se celebra en todos los rincones del mundo y que, aunque con variantes de un lugar a otro, tiene como factor común en todos ellos la permisividad, aquello del Si hemos pensado en aprovechar unos días para acercarnos a alguno de los muchos carnavales que se celebran en España, podemos optar por ir a uno de los más conocidos, como los de Cádiz, los de Santa Cruz de Tenerife, los de Badajoz, los de Águilas en la provincia de Murcia o los de Sitges, en la provincia de Barcelona, entre otros.
Pero también podemos decidirnos a conocer algunos quizás menos famosos pero con alguna peculiaridad especial, como la de ser considerados de los más divertidos de nuestro país.
Así, un Carnaval de los más divertidos puede ser el de Pontevedra, que se caracteriza por estar dedicado a un loro que antaño vivió en la ciudad y que se llamaba Rovachol. Era el loro del boticario, Don Perfecto, y era muy conocido por los vecinos, ya que no podían pasar frente al animal sin que éste les soltara algunas palabras soeces y algún que otro “discursillo”. Pero resulta que Rovachol se dió un atracón de pasteles, en plenos carnavales, y murió. La noticia impactó tanto a los ciudadanos de Pontevedra que incluso le organizaron un velatorio y un entierro, y cada año el loro es recordado en estas épocas. Cabe señalar que este año se cumplen 100 años de la triste pérdida.
También puede resultar divertido el que tiene lugar en la localidad de Villar del Arzobispo, en la provincia de Valencia. En este municipio se celebra también un entierro, pero no es el de una sardina, sino el de “una morca” o, lo que es lo mismo, una morcilla. Pero el plato fuerte llega el sábado de carnaval, cuando se procede a lo que ellos llaman la “quemá del chinchoso’, que sólo con este nombre ya podéis imaginar todos más o menos de qué va el asunto. Fabrican un muñeco de tamaño natural, que representa el personaje más odiado del año, el cual (a ver quién adivina el motivo) suele ser un político. Bien, el final del citado personaje es el que estáis pensando, por supuesto. Eso sí, todo, como se dice ahora, de “buen rollo”.