Di que sí a la curiosidad de tus pequeños

20160217195530_Di que sí, a dejar volar su imaginaciónNo cabe duda que los niños son investigadores naturales: descubrir cómo funcionan las cosas o para qué sirven es la forma en la que ellos exploran su entorno. “Por qué”, “por qué” y “por qué” es su pregunta favorita, pues a través de ella comprenden lo que les rodea.
Satisfacer su curiosidad es una tarea sencilla y no es necesario que seamos expertos en temas como astronomía o física para poder dar una explicación sencilla, concreta y corta que resuelva sus dudas.

A medida que los pequeños crecen las respuestas deberán ser más elaboradas para satisfacer su curiosidad y despejar sus dudas, pero esto no es grave, pues si no sabemos la respuesta, debemos decirlo con toda honestidad y juntos buscar en algún libro o en internet.

También es útil permitirles armar y desarmar cosas que les llamen la atención, eso sí, siempre y cuando lo hagan en presencia de un adulto y cuidando de las herramientas que se utilizan, especificándoles que una cosa es poder desarmar la licuadora que ya no sirve  y otra muy distinta es permitir que desarmen todo lo que encuentran a su paso.

Resulta muy útil, dependiendo de la curiosidad de los niños ir con ellos a alguna librería y buscar libros con temas relacionados a sus preguntas, los que deberán ser aptos para su edad y comprensión, leerlos juntos y encontrar respuestas nos dará dos resultados positivos, por un lado, pasar tiempo con ellos realizando actividades que les interesan y por el otro, despejar sus dudas e incrementar su curiosidad.

Otra de las cosas que se pueden hacer para que los niños investiguen por sí mismos es buscar juguetes didácticos que les permitan hacer experimentos y observar el proceso y sus posibles resultados.

Salir al jardín con una lupa y observar plantas e insectos es una actividad apasionante para los pequeños investigadores, que busquen, observen y compartan contigo lo que hayan descubierto les será muy útil para la escuela. De igual forma, tirarse en el pasto y ver cómo se mueven las nubes, por qué llueve o las etapas de la luna serán lecciones maravillosas.

Un niño que explora su entorno será un adulto que busque diferentes soluciones a un problema, por lo que si como madres sabemos decir sí a su curiosidad, les estaremos dando las herramientas que en el futuro necesitarán.

Antes de perder la paciencia ante el pequeño explorador, recordemos cómo éramos nosotros de pequeños y cómo nos gustaba observar e identificar cómo era que funcionaban las cosas, sin duda estas vivencias de pequeños nos han hecho los adultos de hoy y de ellos, los adultos de mañana.

Di que sí a su curiosidad nata y estimula su investigación.