Ejercitando la felicidad. (Parte II)

Así como una buena rutina de gimnasia puede mejorar el estado de nuestro cuerpo, hay ciertos ejercicios mentales que pueden tonificar tu autoestima, y lo mejor en este caso, es que no hace falta transpirar ni un poquito Ejercitando la felicidad. (Parte II) Si deseas leer la Parte I, pulsa aquí.

  • Ejercicio nº 4: Seducción las 24 hs: Tanto para levantar la confianza en nosotras mismas como para conquistar a alguien, es necesario desarrollar nuestro poder de seducción. Los buenos flirteos sirven para conectarnos con todos, desde los vendedores hasta un jefe, desde nuestra pareja hasta nuestras amigas. La seducción, en sus distintos sentidos, te ayuda a dirigirte hacia donde quieres ir y conseguir tus objetivos. Para hacerlo, lo ideal es tomarte 5 minutos diarios para construir tu plataforma de seducción. Para empezar, debes volver a aquellos momentos en que te sentías segura de ti misma y flirteabas naturalmente. Recuerda como te sentías y elige palabras clave que describan ese estado de ánimo: gloriosa, irresistible, exultante, etc… Ahora relájate y trata de concentrarte en esas palabras, intenta llenar tu humor con esos significados, y de esa manera, aumentará tu seguridad y tu sensación de atracción.
  • Ejercicio nº 5: Reprogramar la felicidad: Generalmente pensamos que alcanzaremos la felicidad solo si se dan determinadas circunstancias: conseguir pareja, ganarnos la lotería, etc.. Esta estructura de pensamiento equivale a tirarnos en un sofá a ver tele con una bolsa de papas fritas y luego quejarnos porque nuestra cola se ve gorda y blanda. Si te entregas a la dejadez y dejas que la vida te pase esperando esa “felicidad”, lo único que harás es perder tiempo. Por eso, lo mejor es reprogramarte para cambiar tu forma de enfocar las cosas. Una manera de hacerlo es expresar en voz alta la gratitud que te hacen sentir determinadas cosas o circunstancias. Por ejemplo, elije una persona a quien quieras agradecerle algo, sea tu madre, una amiga, etc… y luego escríbele una carta explicándole porqué te sientes agradecida con ella. Luego, léele esa carta a esa persona, pues el solo hecho de pronunciar aquello que te hace bien, hará que efectivamente empieces a sentirte mejor en tu vida.
  • Ejercicio nº 6: Reducir los deberes: En la vida moderna, solemos estar rodeadas de infinidades de “debo hacer esto, debo hacer aquello” al punto que nos sentimos culpables y atrapados cuando no lo cumplimos. Estas obligaciones morales vienen de todas partes: la publicidad (debes ser flaca para ser linda), las parejas (deberíamos vivir juntos), los amigos (yo también debería cambiar de trabajo como Ana) y la familia (tengo que visitar más seguido a mis abuelos). Las presiones de orden social tienen un enorme peso en todas las personas. Lo importante es relativizarlas. Para comenzar a reducir los deberes, el primer paso es discernir que es lo que realmente debemos hacer y que es lo que no. Hecho esto, si la respuesta es afirmativa (por ejemplo, “debo visitar más seguido a mis abuelos”) decirte “Quiero visitar a mis abuelos”. En cambio, si la respuesta es negativa, por ejemplo el caso de ser flaca para ser linda, busca algo que prefieras hacer a cambio… y hazlo, como ir a comprarte esos zapatos que te tienen obsesionada. Este simple ejercicio fortalece la personalidad, pues es muy importante pensar y saber que haces las cosas porque quieres y no porque te obligan.
  • Ejercicio nº7: Casting de la amistad: Los psicólogos suelen relacionar el hecho de tener buenos amigos con la buena salud y la longevidad. Lo cierto es que, más allá de lo geniales que sean tus amistades, siempre pueden mejorarse. Todos necesitamos de buenos amigos, y este ejercicio ayudará a ampliar nuestro círculo y mantenerlo. Para empezar, escribe los nombres de tus amigos más cercanos y detente a pensar porqué te interesa cada uno de ellos. Por ejemplo, aquellos que son ideales para pasar un día entero riéndote, aquellos que dan los mejores consejos, etc… Aunque suene calculador, debes saber que cuando necesites reír debes llamar a determinada persona, y cuando necesites un consejo debes llamar a tal otra, porque no todos nos pueden resultar igual de útiles en determinados momentos. Y para finalizar, analiza en qué le sirves tú a esas personas, pues saber que además de recibir también tú les das algo a cambio, te hará sentir bien contigo misma.

Y ahora que ya tienes esta completa rutina de ejercicios, no dudes en tomarte tu tiempo para empezar a ejercitar tu felicidad, pues los resultados serán realmente gratificantes.