Ahorra una hora por día para disfrutar

Actualmente, con nuevo ritmo de vida que solemos llevar, no nos suele alcanzar el día para hacer todo lo que nos gustaría.
En esta nota, te daremos algunos tips para que puedas administrar tu tiempo de una forma más astuta y al final de la jornada tengas una hora completa para dedicar a ti misma. Ahorra una hora por día para disfrutar

Situación: Lunes por la mañana. Comienzas el día con todas las buenas intenciones posibles: llegar temprano a la oficina para ocuparte de los asuntos pendientes, comenzar la dieta, ir al gym por la tardecita, y juntarte con amigos por la noche. Pero tu plan magistral comienza a tambalear: la pollera que pensabas utilizar está arrugada y pierdes tiempo planchándola, en tu correo hay 20 mails pendientes que debes contestar con urgencia, y la reunión de 20 minutos se prolonga a más de una hora. Sin que te des cuenta, se hicieron las 5 de la tarde, ya terminó el día laboral, no llegaste a cumplir con todo lo que te habías propuesto, y aunque es hora de dejar la oficina, la preocupación no parece querer abandonarte.

Solución: Investigaciones recientes han demostrado que una buena administración del tiempo resulta clave para lograr la felicidad. ¿Cómo hacer para controlar mejor tu rutina? Organiza tu tiempo como si fuera tu placard: la manera en que acomodas la ropa incide sobre la cantidad que puede caber en él. Y lo mismo pasa con tu día:  hay un número limitado de horas, y cuanto mejor las organices, más serán las cosas que puedas hacer. Para lograrlo, te pasaremos a continuación 21 trucos que pueden ayudarte a conseguirlo.

  • Sigue la regla del dos: Cada mañana, encárgate de definir tu tarea laboral (llámese un informe o preparar una reunión) y tu actividad personal más importantes del día (sea ir a Pilates o salir con tus amigas), y planea todo en base a esas prioridades.
  • Encara primero lo más desagradable: Sacarte lo más tedioso del día de encima lo antes posible, te dará una sensación de logro que te ayudará a seguir con tus otras tareas.
  • Organiza tus mañanas: La mayoría de los trabajadores desperdicia las dos primeras horas de su jornada haciendo “precalientamiento” (charlando con compañeros, viendo mails que nada tienen que ver con el trabajo, etc). En lugar de eso, dedica 30 minutos a desayunar y chequear tus sites favoritos, y luego ponte en acción. Si tienes que hacer una tarea muy importante, ve a la oficina al menos media hora antes que los deás, pues de esa forma trabajarás más tranquila que con las interrupciones de tus compañeros, y podrás terminar antes.
  • Haz uso de tu reloj biológico: Descubre cuales son los  momentos del día en los que estás más alerta (por lo general, suelen ser a la mañana) y dedícalos a lo que requiera mayor concentración, y deja las tareas más automáticas para los momentos en que sabes que tu cabeza no rinde demasiado (generalmente a la tarde). Casi todos sentímos un segundo envión de energía a la nochecita. Aprovecha el tuyo ya sea para ir al gym, salir con tu chico o hacer foco en tus proyectos.
  • Domina tu correo: El bombardeo de e-mails que exigen una respuesta veloz y adecuada genera un estado de ansiedad muy importante. Esto dificulta la atención y facilita las equivocaciones. Para solucionarlo, una buena opción es limitar la frecuencia con que chequeas tu correo, por ejemplo, haciéndolo cada dos horas en vez de cada 5 minutos. Mantén limpia tu bandeja de entrada borrando o reubicando los mensajes que ya hayas contestado, y ten en cuenta que con un mail que requiera más de 5 oraciones de contestación, probablemente te  convenga hacer una llamada antes que pasarte media hora escribiendo.
  • Limita tus reuniones: Fija una duración para cada reunión según su importancia, y en caso de que sea posible, reemplázala por una llamada o un e-mail.
  • Junta todas las tareas similares: Al realizar distintas actividades (trámites, una propuesta de ideas o llamados telefónicos) involucras distintas partes del cerebro. Hacer “zapping” entre estos canales mentales te roba energía. Según un estudio de la Universidad de Michigan, en estos casos, el cerebro puede necesitar un 50% más de tiempo para realizar cada tarea. Por eso, haz primero los deberes mentales, luego los orales, y por último, los automáticos. En este ejemplo sería, primero la propuesta de ideas, luego los llamados telefónicos, y finalmente los trámites.
  • Impónete mini-metas: Si te fijas un tiempo para terminar cada cosa, seguramente tendrás un mejor ritmo a lo largo del día y terminarás más rapido con tus quehaceres. Divide tus tareas en las que deben estar listas antes del almuerzo y las que necesitas cumplir antes de llegar a media tarde.
  • No retengas una tarea: Tan pronto como algo llegue a tu escritorio, hazlo circular: resuelve lo que tengas que hacer en relación a eso ahora: resuélvelo si es urgente, delégalo en caso de que sea posible, o archívalo para más tarde si necesitas algún tipo de información para poder encararlo.

Si te gustó esta nota y quieres saber nuevas estrategias para organizar tu día, no te pierdas la próxima entrega, en la que te daremos más consejos para que puedas ganarte tu hora diaria.