Estamos acostumbradas a dedicar a diario una parcela de nuestro tiempo para mantenernos en una buena forma física, pero ¿qué pasa con nuestra paz interior? Cuando las endorfinas del deporte no nos ayudan a calmarnos, debemos probar otros caminos que nos proporcionen un equilibrio mental y físico así como el secreto del bienestar.
Calmar el alma
Cuando el estrés, la angustia o el nerviosismo nos afectan, el cuerpo adopta una serie de funciones como una respuesta de huida y de lucha ante estas situaciones. El corazón aumenta su rimo para lograr enviar más sangre a todo el cuerpo, la respiración se acelera y se convierte en menos profunda para así poder disponer de un suministro del oxígeno más rápido y constante y los músculos se tensan intentando prepararse para cualquier esfuerzo físico.
En el momento en que estamos relajadas estas funciones se convierten en más pausadas y la respiración más profunda.
El aire entra en nuestro cuerpo sin constricciones hasta llegar a la parte baja del abdomen y llenar ampliamente nuestros pulmones.
Mejora el humor
Está comprobado también que un gran porcentaje de personas que habitan tanto en ciudades grandes como medianas tiene una respiración poco profunda, como si estuvieran siempre en alerta. Un bajo consumo del oxígeno puede llegar a producir déficits en el funcionamiento de algunos órganos importantes como el cerebro. Esto explica que mucha gente se encuentre siempre fatigada, apática, con sueño y de mal humor. Lo más seguro es que ese deficiente en la respiración occidental sea debido a la polución, el mal estado de nuestra musculatura que debido al sedentarismo practicado se llega a agarrotar y a bloquear las vías respiratorias y al estrés
Es conveniente que dediquemos más tiempo a perfeccionar, estudiar y sacar más partido a la función más importante de nuestro organismo, esa que nos da la vida y que pone fin a ella como es la respiración.
Algunos expertos dicen que para lograr una calidad de vida óptima no basta simplemente con respirar para intentar sobrevivir, sino que hay que aprender correctamente a hacerlo para vivir mucho más y con mejor calidad de vida.
Cuando sepamos respirar bien, profunda, rítmica y fluidamente, nos sentiremos más fuertes físicamente y mucho más positivas a nivel emocional. También mejorará nuestra musculatura troncal, del abdomen y del pecho, pues una correcta respiración nos masajea los órganos internos así como la parte baja de la espalda.
Ejercicio para aprender a respirar
El ciclo respiratorio no empieza con la inspiración sino que lo hace en la espiración. Para acostumbrarnos a respirar correcta y profundamente deberíamos empezar expulsando el aire de una manera controlada y lenta algo que podremos conseguir con el siguiente ejercicio.
En primer lugar expulsamos todo el aire por nuestra nariz hasta quedarnos completamente vacías, A continuación inspiramos durante cuatro segundos. Retenemos el aire durante siete segundos y lo expulsamos durante ocho segundos. Repetimos este ciclo cuatro veces.
Si hacemos esto durante tres veces al día ocho semanas seguidas, habremos adquirido el hábito de respirar mucho mejor lo que se traducirá en una mayor energía física y un estad anímico mejor.