Si volar supone un suplicio para ti, si pensar en subirte a un avión te paraliza el miedo, sudas y tienes pensamientos catastróficos, probablemente sufras aerofobia o pánico a volar. No evites el problema, busca una solución y afróntalo. Tu calidad de vida mejorará notablemente. El miedo a volar, o aerofobia afecta aproximadamente al 25% de la población. Se trata de una fobia bastante común pero no por ello menos importante que puede condicionar aspectos importantes de la vida personal, familiar y laboral. Se manifiesta a través de estados de ansiedad que incluyen taquicardia, mareos, vómitos y sensación de angustia. Puntualmente pueden degenerar en ataques de pánico y en casos extremos en infartos.
Aerofobia y otras clases de fobias
El pánico desmesurado a subirse a un avión puede formar parte de otros miedos o fobias, como por ejemplo la claustrofobia (miedo a los espacio cerrados) o la acrofobia (miedo a las alturas) o una combinación de varias fobias distintas..
Claustrofobia:
Es una fobia bastante común que genera una gran frustración y ansiedad a las personas que la padecen. No siempre es posible elegir los lugares en los que vamos a estar y a veces es inevitable encontrarse en espacios cerrados. Subirse a un avión tiene sin duda un componente claustrofóbico que afecta a muchas personas. La idea de estar encerrados en un aparato del que es imposible salir puede ser fuente de un pánico irracional.
Acrofobia
Esta fobia está relacionada directamente con el miedo a las alturas. No afecta de forma exclusiva al hecho de subir a un avión, sino a cualquier situación en la que media la altura. En cierta forma es más controlable que la claustrofobia ya que es menos frecuente verse en situaciones de riesgo respecto a la altura que respecto a espacios cerrados.
¿Cómo controlar el pánico a volar?
El miedo a volar se ha extendido en las últimas décadas como resultado de la popularización del avión como medio de transporte y la proliferación de compañías que ofertan vuelos a muy bajo precio. Paralelamente a la popularización del avión se han multiplicado las opciones para tratar la fobia a volar.
En primer lugar, antes de que decantarse por un tipo de terapia es conveniente acudir al especialista para que realice el diagnóstico correcto. A menudo la ansiedad o el pánico se pueden confundir con fobias. Hay que averiguar qué causa ese miedo a volar si está relacionado con otro tipo de fobias o si es un simple miedo que se puede manejar con cierta facilidad.
La evitación no es una solución
Evitar el problema nunca es una solución recomendable. Muchas personas dejan de volar y se someten a maratonianas jornadas de carretera y ferrocarril, renuncian a empleos y a viajes de placer por temor a subirse a un avión. Cuando un miedo afecta a uno o varios aspectos de nuestra vida ha llegado el momento de afrontarlo y buscar una solución.
Terapia de exposición
La terapia de exposición consiste en enfrentar de forma gradual y progresiva al sujeto con el objeto de su fobia y controlar la ansiedad. En el caso de la aerofobia, un primer paso sería mostrar una foto de un avión o un avión de juguete, luego ir a un aeropuerto y seguir dando pasos hasta que el paciente sea capaz de volar sin miedo. Es un tipo de tratamiento bastante eficaz que se centra en solucionar el problema y no en el análisis de las causas.
Desensibilización
Es muy similar a la terapia de exposición, pero en lugar de enfrentar al paciente a un estímulo real se proyectan los miedos en la imaginación del paciente.
Hipnosis
La hipnosis también se ha mostrado como una fórmula eficaz para combatir las fobias, aunque desde un enfoque completamente distinto las terapias de exposición y desensibilización, ya que busca la raíz del conflicto para luego aplicar una solución.
Los psicofármacos no suelen ser de gran utilidad en el tratamiento de las fobias ya que simplemente mitigan los síntomas y el malestar, pero no solucionan el problema.