Un déficit en el consumo de cualquier tipo de vitaminas suele asociarse a dietas de adelgazamiento desequilibradas. Para no caer en ese error y perder peso mientras van aumentando tus defensas, prueba algunas de las dietas vitamínicas que te ofrecemos a continuación. 
Vitamina B2
La función de esta vitamina es ayudarnos a eliminar toxinas acumuladas y que si no es ingerida en la cantidad suficiente puede hacernos padecer lesiones en las mucosas, estando especialmente aconsejadas para personas que son vegetarianas estrictas o para aquellas que sufren de problemas de alcoholismo.
Estas vitaminas las podemos encontrar en los lácteos, en los tomates y naranjas, en el conejo, en el cerdo, en los plátanos, en los calamares, en las nueces, en los guisantes y en las nueces.
Vitamina A
Esta vitamina es ideal para cuidar la piel y mejorar la visión, aunque hay que tener especial cuidado ya que si se toma en cantidades muy grandes puede provocar hemorragias y alterar los huesos. Si por el contrario se consume poca cantidad de ella, puede provocar sequedad en los ojos y en la piel.
Se encuentra principalmente en las zanahorias, en el tomate, en los lácteos, en las cebollas, en los garbanzos, en el atún y en las verduras verdes. Las personas que padezcan de problemas oculares, de piel o incluso de enfermedades respiratorias, deberán consumirlas de una manera moderada.
Vitamina F
La función de esta vitamina es la de transportar el oxígeno por nuestra sangre así como de nutrir y regular la coagulación de las células, encontrándose principalmente en las nueces y otro tipo de frutos secos así como en el aceite de oliva, la sardina, los cereales, la lubina y la margarina.
Si se toma en grandes cantidades puede llegar a provocar obesidad mientras que si se toma poca es posible que se produzcan subidas de colesterol.
Las mujeres que estén embarazadas, las que estén en período de lactancia y las personas de tercera edad, deben consumir este tipo de vitamina.
Vitamina K
Esta vitamina se encuentra en el pan integral, en los cereales y en las verduras. Tienen una función antihemorrágica, necesaria para que nuestra sangre coagule correctamente.
Si se toma demasiada no produce ningún efecto visible para el organismo pero si se toma poca cantidad de ella provoca hemorragias en el aparato digestivo, en la nariz o en el genitourinario. Las personas que sufren de problemas en la flora intestinal son las más indicadas para consumirlas de una manera habitual.
Vitamina D
Se encuentra en los productos lácteos, en los champiñones, en los huevos y en la margarina entre otros. Su función resulta fundamental para poder absorber el fósforo y el calcio necesario para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo.
Si se toma mucha cantidad de esta vitamina nuestro organismo eliminará la cantidad que sobre siempre que ésta no supere en diez veces lo que se recomienda al día, mientras que si se toma poca se puede llegar a padecer de caries y de descalificación de los huesos.
Todas aquellas personas que viven en sitios donde apenas hay sol y los niños son los que más deben consumir este tipo de vitamina.
