Igualada: su mágica Noche de Reyes

Hoy es día 5 de enero, una fecha mágica, especialmente para los más pequeños, ya que es el día en que llegan los tres Reyes Magos de Oriente cargados de regalos para repartir entre todos aquéllos niños que se hayan portado bien durante este año que acabamos de despedir. Igualada: su mágica Noche de Reyes Se trata de una costumbre tradicional de España y Portugal, así como de los países de habla hispana. Aunque la mayoría de actos de estas fechas son comunes a todos estos lugares, hay algunas zonas en que éstas difieren en algunos aspectos, convirtiéndose a lo largo de los años, e incluso de los siglos, en una tradición específica de la localidad.

En este caso se encuentra la localidad de Igualada, en la provincia de Barcelona, en la cual se celebra la fiesta de Reyes más antigua de todas las de la comunidad catalana y que tiene su personalidad y características propias.

La festividad de Reyes empieza en Igualada el día 28 de diciembre, cuando llega a la ciudad el “Patge Faruk”, embajador de los Magos de Oriente. Los niños y niñas igualadinos, que lo esperan con ansiedad, le reciben con una canción de bienvenida. Después, el Patge Faruk hablará para los niños, que no pararán de mirar entre esperanzados y recelosos los dos libros que el personaje lleva en las manos. Uno es blanco, y allí están apuntados los niños que han sido buenos durante el año. El otro es negro, y los niños cuyo nombre se encuentra en él son los que se han portado mal, por lo cual recibirán carbón el día 6.

El día 1 de enero, los pequeños llevarán la carta donde piden los deseados regalos al Patge Faruk, para que éste la entregue a los Reyes.

El día 5 de enero, por fin llegan sus Majestades a la ciudad, y lo hacen con tres majestuosas carrozas que representan el Universo. La del rey Melchor representa el Sol, la del rey Gaspar los planetas y la del rey Baltasar la Luna.

La cabalgata pasea por las calles de Igualada, repletas de personas que quieren darles la bienvenida. Los pajes se dedican a lanzar kilos y kilos de caramelos, dejando una colorida alfombra en los suelos, hasta que llega el momento que más caracteriza a esta cabalgata, aquél en que los pajes lanzan unas largas escaleras con las que suben hasta las ventanas y balcones de las casas, penetrando en ellas para dar a los niños los regalos que pidieron en sus cartas.