La experiencia de dormir en un convento: el Hotel Cueva del Fraile

Cuenca, situada en la Comunidad de Castilla la Mancha, es una bella ciudad con un patrimonio cultural y artístico enorme. Paseando por sus calles, veremos monumentos y obras de arte miremos donde miremos. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un buen lugar para una escapada de unos días, durante los cuales quedaremos maravillados de los tesoros que encierra. La experiencia de dormir en un convento: el Hotel Cueva del Fraile También su paisaje y alrededores nos dejarán fascinados: su Serranía, con sus ríos, su fauna y flora y sus pinares, junto con la gran cantidad de templos, conventos y monasterios que salpican su hermoso entorno, serán un recuerdo imborrable.

Y en uno de estos tranquilos conventos, rodeados de naturaleza y paz, podremos alojarnos, teniendo así la ventaja de encontrarnos en un entorno rural y sosegado pero a tan sólo 5 minutos del centro de Cuenca. Se trata del Hotel Cueva del Fraile.

El edificio pertenece a un antiguo convento del siglo XVI, que más tarde fue convertido en una casa de labranza y, ya posteriormente, rehabilitado para convertirlo en un hotel con todas las comodidades y cuidado hasta en su más mínimo detalle. Se han respetado sus elementos propios durante la reforma, por lo que su aspecto es el tradicional de un convento de la época, rodeado de hermosos jardines.

Sus habitaciones están decoradas cada una diferente, pero todas con un estilo rústico implecable. Son amplias y cómodas, y algunas incluso disponen de un pequeño salón donde leer tranquilamente antes de la cena.

El hotel dispone, en sus 25.000 metros cuadrados de jardines, de todas las instalaciones necesarias para que no dejemos de pasarlo bien ni un solo momento. Tiene piscina para adultos y para niños, pistas de padel, de tenis y de fútbol-sala. Y para los amantes de los deportes de aventura, el establecimiento colabora con una empresa que se dedica a ellos, y nos ofrece un amplio abanico de posibilidades.

Por la mañana el hotel ofrece un magnífico buffet con gran variedad de platos, tanto fríos como calientes, zumos, café y bollería recién elaborada.

Al mediodía y por la noche, en el restaurante “La Hoz”, dentro del mismo recinto del hotel, podemos degustar la rica gastronomía de Castilla-La Mancha. Una buena opción son sus carnes de caza, como una liebre a la cazadora, o sus famosos guisos, como el ajoarriero, el morteruelo o el pisto manchego. Sin olvidarnos, por supuesto, de sus quesos, cuya fama ha traspasado fronteras. Ni de los licores de la zona, como el resolí o el aguardiente.