Las hortensias es una de las plantas que más vemos en nuestros balcones y ventanas, pero, de manera especial, en nuestros jardines. Son muy vistosas, formadas por ramitos de pequeñas flores de color fucsia, rosa, azul o blanco. Curiosamente, el color depende en gran parte de la acidez del suelo, excepto las blancas. Así, cuanto más ácido es el suelo en que las plantamos más tonalidad azul tendrá, mientras que si la ponemos en un suelo más bien alcalino será normalmente de color rosa, tendiendo más hacia el rojizo cuando más alcalino sea éste.
Se trata de un arbusto que puede llegar a medir hasta 1’60, aunque sólo si lo tenemos plantado en el suelo. Dentro de una maceta o una jardinera normalmente crecerá sólo unos 60 centímetros. Aunque parezca imposible, en Japón, que es de donde es originaria esta planta, alcanza incluso los 3 ó 4 metros.
La época de floración de las hortensias es muy larga, ya que abarca desde el mes de marzo hasta finales del mes de septiembre. Una característica de la planta es que sus flores son de las que más duran. De hecho, si las circunstancias son las adecuadas, cada una de sus flores puede vivir hasta un mes y medio. Ésta es una de las razones, aparte de su belleza, por las que tantas personas las eligen para decorar sus balcones y jardines.
La temperatura ideal para las hortensias está entre los 15º y los 18º. Podemos tenerlas dentro de casa, dependiendo de nuestras circunstancias, incluso la primera floración puede tener lugar en el interior, pero para que vuelva a florecer deberemos sacarla fuera.
Es una planta a la que no debe darle el sol directamente, y el lugar más adecuado será un espacio donde haya semi-sombra. Aguantan más la temperatura fresca que el calor, aunque cuando la temperatura baja de 4º debemos intentar protegerla. Para ello debemos buscar un rincón donde esté protegida de las heladas.
En cuanto al riego, durante el período de floración, que, como hemos dicho, va de marzo a septiembre, se la ha de regar a diario. Después, en invierno, será suficiente con una vez cada 7 u 8 días. Debemos evitar regarla con agua que contenga mucha cal, ya que es muy sensible a ella. Lo ideal, si podemos, es regarla con agua de lluvia. Asimismo, es conveniente que la rociemos con agua de vez en cuando, ya que le gusta la humedad.
Es bueno que le pongamos abono cada 20 días, y debemos podarla una vez al año.