Un fin de semana aprendiendo a hacer pan y dulces en una casa rural

Si estamos planificando alguna escapada de fin de semana y todavía no hemos decidido a qué lugar podemos ir, y especialmente si tenemos ganas de hacer alguna cosa diferente que, además de divertirnos nos sirva para aprender, podemos elegir como destino la casa rural Un fin de semana aprendiendo a hacer pan y dulces en una casa rural Se trata de un alojamiento que se encuentra situado en las proximidades de la localidad de Losacio de Alba, en la comunidad castellano leonesa, y concretamente en la provincia de Zamora, de cuya capital dista 37 kilómetros.

Es un lugar idóneo para sentirnos en contacto con la naturaleza, rodeado de parajes de tanta belleza como las Lagunas de Sanabria, la Sierra de la Culebra o las Arribes del Duero.

En cuanto al alojamiento, se trata de un antiguo molino del siglo XIX, donde antaño se elaboraba la harina y que actualmente se encuentra adaptado para el turismo rural, para lo cual se le ha dotado de todas las comodidades.

El viejo molino ofrece ahora habitaciones confortables y bien equipadas, cada una de ellas con baño propio, y con unas zonas comunes en el resto del edificio donde nos vamos a encontrar como en casa.

La peculiaridad del alojamiento son sus espacios preparados para hacer en ellos diferentes talleres, todos muy interesantes, como los del estudio de la flora y fauna del lugar, los talleres micológicos que nos acercan al mundo de las setas y nos enseñan a encontrarlas o los talleres infantiles destinados a los más pequeños, entre otros.

El taller que más éxito tiene, sin embargo, es el que nos enseña a elaborar la harina en el mismo molino, tal como lo hacían nuestros antepasados. Con esta misma harina, elaborada por nosotros, aprenderemos también a elaborar un exquisito y crujiente pan, así como un gran surtido y variedad de tentadores dulces.

Se trata de un agradable fin de semana que podemos compartir con la familia o con amigos, muy adecuado también si viajamos acompañados con niños, ya que puede resultar muy pedagógico para ellos ver cómo vivía la gente de antaño, descubriendo al mismo tiempo el encanto de una vida sencilla y posiblemente mucho más satisfactoria que la que llevamos hoy en día.