Hay personas que no son amantes de la ciudad porque encuentran aspectos que no llaman mucho su atención y que los hace sentir asustados o inseguros. Pero no quiere decir que las ciudades sean malas, solo que prefieren los hábitos y costumbres de lugares más tranquilos. A pesar de que hoy en día las grandes ciudades son los lugares que más mueven masas de personas, hay chicas y hasta hombres que tienen mucho miedo a este tipo de contexto y dan algunas señales que demuestran que fácilmente salen corriendo si duran mucho tiempo en una ciudad.
Por ejemplo, la mayoría de personas le temen a las ciudades porque es fácil que se contagien de enfermedades, gripes y otras cosas. La mayoría se contagia por usar los transportes públicos, que suelen ir muy llenos. Es tanta la obsesión que empiezan a usar tapabocas, todo tipo de desinfectantes y otros elementos que les puedan dar algún tipo de protección. Otro de los factores que aterran a los que le huyen a las ciudades, es el hecho de tener que participar en eventos que se caracterizan por tener gran afluencia de gente. Puede ser un concierto, una competencia o hasta un concurso o muestra artística, pero cuando hay muchas personas, puede desencadenar un miedo muy grande, además de angustia de que algo malo pueda pasar.
Salir de noche en la ciudad no es lo mismo que salir en un pueblo o tierra caliente, y a veces el salir en una ciudad muy grande y si es fría, puede que no sea tan llamativo. La lluvia, la gente, los trancones y el exceso de ruido, puede que no sea muy agradable, así que es mejor para estar personas quedarse en casa, viendo una película, tal vez en plan con la pareja y en una calma, soledad y calor que nadie pueda alterar. Las ciudades no tienen muchos espacios verdes, llenos de pájaros, lagos y amaneceres rojos o atardeceres amarillos. En realidad se llenan de muchas personas que corren de un lado a otro, que viven de afán por sus empleos, de ruidos, autos y edificios altos, que en las noches se adornan de muchas luces. Este precisamente, es el cuadro que quieren evadir todos los que no quieren vivir en las ciudades, pues su comodidad física y emocional no tiene nada que ver con estos espacios.
Tambiénestá el miedo a la peligrosidad de las calles, pues son comunes los accidentes, la velocidad alta de los carros y hasta la mala iluminación, lo que puede llevar a sufrir una herida, un atraco o la muerte. Desafortunadamente en esto tienen razón y es que según las estadísticas, las calles de las ciudades son más peligrosas que las de áreas rurales. Por último y algo que importa mucho a quienes no aceptan del todo las ciudades, es la calidad de la comida y el nivel de alimentación que se tiene. La mayoría de alimentos suelen ser artificial, frito, lleno de grasas, refinado o dañino. Abundan las comidas rápidas y el alcohol se puede encontrar en cualquier esquina. Prefieren un ambiente natural y que produzca alimentos de la tierra, puros y sin químicos o tratamientos de refinamiento.
Lo anterior no quiere decir que la ciudad sea mala, simplemente son algunos de los aspectos que quienes temen a las ciudades pueden recalcar, pero así como hay quienes no la quieren, hay otros que si aman vivir en un lugar llamado ciudad.