¿Puedes dar un empujoncito al amor? (Parte I)

El escenario: Conoces a un hombre que te gusta, coquetean y hasta parece que hubiera onda… pero al final él no te pide el teléfono ni te invita a salir ni nada.
Tu buen sentido común aconseja aceptar la áspera realidad «Tampoco me gusta taaanto», te dices, y sigues de largo.
Pero ¿qué pasa cuando de veras sientes que hubo una química especial? ¿Tienes que darte por vencida tan fácil? En algunos casos, no. El puede haber sentido también una conexión aunque no actúe en consecuencia, porque los varones en este tipo de cosas no son tan resolutivos como las mujeres. ¿Puedes dar un empujoncito al amor? (Parte I)

Ahora, si tu apuesta es tratar de crear el «momento mágico» que en el primer encuentro no se dio, tienes varias tácticas disponibles. Pero con una advertencia: Es muy fácil obsesionarte tanto que tus estrategias sutiles se conviertan en papelones desesperados. Dicho esto, también aclaramos: no te preocupes: Hay ciertas formas más ingeniosas para ganarte a tu próximo príncipe. Y para saber, además, cuál es el momento en que te conviene emprender la retirada si la cosa no da para más.

Caminos cruzados: Ya sabemos lo que estás pensando: si el chico en cuestión te atrae, ¿por qué no puedes encararlo en vez de esperar a que lo haga él? Acá te explicamos por qué no deberías hacerlo. En general es más efectivo un contacto espontáneo y sorpresivo para disparar el amor romántico en el cerebro masculino. Básicamente, porque para él es importante sentir que te está conquistando. A pesar de que hoy en día la mujer no tiene pudores en tomar la iniciativa, la naturaleza del hombre sigue siendo tratar de descubrir, de proponer y de conquistar. Muchos varones, entonces, ante esta situación se sienten desorientados, pues la insinuación y el hacer funcionar su imaginación, los seduce más. El proceso de conseguirse una nueva compañera realmente desata su interés y su pasión. Cuando él cree que el encuentro es espontáneo, se siente más cómodo para conocerte según sus propias reglas, y por eso, cruzarte en su camino «de casualidad», más que arrancarle su teléfono o arrinconarlo para invitarlo a cenar, podría ser una táctica útil. Los hombres esperan ser la parte activa en la conquista, por lo que algunas mujeres tienen que actuar como si estuvieran en el limbo, de alguna manera, para que a ellos les resulte más simple. Para Marisa, de 18 años, el tercer encuentro orquestado con su actual novio fue el momento del clic.

«Lo conocí a través de un amigo y desde que nos vimos hubo esa química loca entre nosotros. Pensé que los dos la habíamos pasado bárbaro, así que me sorprendí  cuando ni siquiera me pidió el teléfono ál final de la noche«, recuerda. «Entonces le rogué a otra amiga en común que organizara una salida con él un par de sábados más tarde. Otra vez la pasamos genial y hubo incluso más onda que antes, pero él seguía sin avanzar«.

Cualquier otra, en su lugar, podría haberse hartado de este espécimen pasivo, pero ella estaba segura de que la atracción que sentía era especial… y mutua. Por eso se dijo a sí misma que lo intentaría una! vez más.

«Normalmente, ni me hubiera gastado, pero él valía la pena. A la semana siguiente, me aparecí en el bar donde mi amiga me había contado que él almorzaba todos los días, haciéndome la asombrada de encontrarlo. Era la primera vez que estábamos solos y a los diez minutos me había invitado a cenar«.

Algunas otros recursos exitosos: Caro, de 26 años, consiguió que una compañera de oficina que conocía al chico de sus sueños hiciera una fiesta en su casa… y los invitara a los dos.

«Hablé quince minutos con él en toda la noche«, se ríe. «Pero al día siguiente, la llamó a mi compañera y le pidió mi número«.

Laura, una abogada de 29, «por error» le mandó un mail contando sus fabulosos planes para el fin de semana a un hombre que le fascinaba, simulando que iba dirigido a una amiga.

«Enseguida me respondió confundido y yo le volví a escribir: ay, sorry, me equivoqué de destinatario, ¿Cómo estas tanto tiempo? Y así empezamos a salir«.

Por supuesto, el secreto del éxito del truco es la discreción, pues no sirve que le cuentes a todo el mundo cómo lograste enganchar al sujeto y tampoco que abuses de esa estrategia. ¿Qué pasa una vez que lograste tenerlo cara a cara? Hay algunas reglas básicas que tienes que respetar. Por empezar, juega tus cartas relajada. Mantén una conversación breve. Acuérdate de que tu objetivo es atrapar su atención, así que controla las ansias de contarle la historia de tu vida y también cuídate de no tomar demasiado alcohol en su compañía: es difícil que logres hacerte la cool si de repente te surge la vorágine de borracha. El lenguaje del cuerpo, puede delatarte: Verbalmente puedes estar diciendo lo que sea, incluso mintiendo, pero tus gestos, la postura de tus hombros, la inclinación de tu cara, le transmiten un mensaje transparente de tus verdaderas intenciones.

Otro tip: Fíjate la frase «Si no haces buena letra o pierdes la oportunidad» en la cabeza. Pues poniéndote en postura mental no negociable te asegurarás de que emocionalmente no vas a comprometerte demasiado, porque ya haz hecho un pacto mental contigo misma: una vez que hayas tirado tu mejor tiro, si no diste en el blanco, esfúmate. De este modo, te darás la posibilidad de retirarte pensando «Tú te lo perdiste«, en lugar de sentirte rechazada o alguna otra sensación que no te sirva para nada positivo.