Cuando una persona pierde una parte de su cuerpo a causa de la amputación los síntomas sicológicos y neurológicos que se producen son severos y se produce lo que se conoce como el síndrome del miembro fantasma, es decir, el cerebro aun cree que la extremidad aun sigue en su lugar y sigue enviando ordenes al cuerpo para que funcione como antes. Este malestar es común en las personas que han sufrida la amputación de alguna parte del cuerpo y aproximadamente un 80% de quienes han atravesado este difícil proceso sufren esta sensación y lo peor es que no solo sienten que el miembro aun este sino que los dolores son muy severos.Se caracteriza porque la persona que pierde una pierna o una oreja puede sentir que la zona retirada aun sigue ahí, sentir que hay impulsos para usarla, experimentar piquiñas o dolores y lo peor es que su duración puede exceder meses o años. Hotos síntomas que se experimentan son las sensaciones de cosquillar o ardor en la parte que ya no está y se presenta más en las personas que tuvieron afecciones en esta parte antes que se le amputara.
Hay que diferencias lo que se siente pues el sentir cosquillas o picazón es normal y desaparece con el tiempo pero cuando se siente dolor ya es considerado como enfermedad. En los niños también se presenta este síndrome pero se supera rápidamente pues gracias al trabajo mental de los pequeños y las nuevas formas de adecuación corporal y mental son aceptadas rápidamente por su mente. Cuando la persona va a tener una instalación de prótesis el síndrome de miembro fantasma puede ayudar a la terapia y rehabilitación rápida, pues el cuerpo, la mente y el inconsciente asumirán que la prótesis es la parte que hace falta.
En algunos casos la gente cree que aun tiene una extremidad y se va inmediatamente al piso, pues ya es un factor mental. Generalmente los tratamientos para superar esta sensación van de la mano del uso de prótesis pero si no hay resultado y todo se complica, debe buscarse ayuda sicológica o hasta siquiátrica pues el trauma es grande tanto por perder la extremidad como por iniciar un nuevo tipo de vida que no se quiere tomar. Como es un trauma general debe ser tratado por muchos especialistas, como ortopedistas, médicos generales, médicos oncólogos si se llegase a presentar a causa de cáncer, médicos cirujanos, sicólogos y anestesiólogos.
Esta sensación es creada por una parte final del cerebro que es la que se encarga de identificas las extremidades del cuerpo, pero no asume la perdida de una de ellas, es por ello que sigue actuando y enviando ordenes como si aún se tuviera. Los síntomas emocionales que acompañan al síndrome son la perdida de autoestima, una depresión profunda además de episodios de ansiedad, por eso se tratan con medicamentos, fármacos y analgésicos. También se usan métodos de estimulación nerviosa en donde se envían ondas eléctricas al cerebro y las neuronas para que se reorganicen y además de reducir o quitar el dolor o las sensaciones molestas, se motive al cerebro para que “entienda” que las partes amputadas ya no están. Algunas técnicas que apoyan el tratamiento son el ejercicio, la acupuntura, los pasajes, la meditación y procedimientos homeopáticos que alteran ciertas funciones neurológicas que reducen la percepción del dolor.