La rosa mosqueta es reconocida por sus fabulosas propiedades tanto para prevenir afecciones cutáneas como para repararlas. Manchas, estrías, cicatrices e incluso arrugas, pueden verse atenuadas con los beneficios de esta flor que se ha convertido en una estrella para la belleza femenina.
Características de la rosa mosqueta
Esta flor posee vitaminas tanto A, B1, B2, C así como vitamina E que brindan unas notables propiedades regenerativas y cicatrizantes a nuestra piel. De igual manera posee ácidos grasos como el oleico, el araquidónico y el linoleico, que son unos nutrientes vitales para una correcta formación de la membrana que rodea las células lo que le otorga un poder regenerador espectacular. Con todas estas propiedades se consigue una regeneración cutánea, una nutrición perfecta y una circulación sanguínea que ayuda a eliminar las arrugas menos profundas de la piel. También reduce las cicatrices al regenerar los tejidos y distribuye la pigmentación de la piel ayudando a eliminar las manchas de ésta.
Mejora de igual manera los síntomas de las enfermedades cutáneas como la psoriasis y previene el envejecimiento y el cáncer de la piel cuando se ha expuesto a las radiaciones del sol.
Fabuloso aceite
El aceite obtenido de la rosa de mosqueta cuenta con numerosos beneficios a la hora de regenerar los tejidos dañados de la piel, retardando la aparición de las líneas prematuras de envejecimiento y previene la formación de las arrugas. El componente más notable de este aceite desde un punto de vista dermatológico, puede decirse que es el ácido transretinoico, tratándose de un componente que ayuda a incrementar la capacidad de la piel para regenerarse al aumentar el flujo de la sangre y la microvascularización de los distintos tejidos. También contiene aproximadamente un 77% de ácidos grasos insaturados y saturados que son imprescindibles como agentes que revitalizan la piel.
Afecciones que se combaten con la rosa de mosqueta
Entre sus utilidades más destacadas pueden incluirse la aplicación del aceite de rosa de mosqueta que devuelve a nuestra piel un aspecto terso a la vez que disminuye la profundidad de las arrugas de ésta. De igual manera reduce las manchas oscuras de la piel por una excesiva exposición a los rayos solares.
También es utilizado en el tratamiento de cicatrices ya que el uso periódico de este aceite ayuda a devolver la elasticidad de la piel y el color natural de ésta. Suaviza las cicatrices que suelen aparecer por el acné y con él también se pueden tratar distintos tipos de eccemas, ya que elimina y reduce el descamado que se produce en la piel con su aparición así como la ligera hinchazón que puede acompañar a estas zonas, y por supuesto, calma la picazón.
Esta flor procedente de un arbusto que pertenece a la familia de las rosas también actúa como un poderoso hidratante evitando la sequedad que se puede llegar a producir en diversas partes del cuerpo como los codos, rodillas, talones o manos.