El ajoblanco es un plato cuya antigüedad se supone se sitúa en la época en que los romanos se asentaron en nuestro país. Es tradicional de las comunidades andaluza y extremeña, siendo ideal para el verano ya que se trata de una sopa fría, cuyo ingrediente principal son las almendras. Como todos los platos tradicionales, hay muchas variedades, aunque la base es siempre la misma. Ingredientes para 4 personas: 250 grs. de almendras crudas, 2 dientes de ajo, 200 grs. de pan seco, 1 huevo, 2 cucharadas de vinagre (mejor si es de Jerez), aceite de oliva y sal.
Antes de empezar, pon agua en un recipiente y deja el pan en remojo 15 minutos, pasados los cuales puedes ponerlo a escurrir.
Pon al fuego un cazo con agua y, en el momento en que empiece a hervir, echa las almendras, dejándolas cocer durante 3 minutos. Escúrrelas y, cuando estén lo suficientemente frías para no quemarte, quítales la piel si es que no estaban peladas (pùedes usarlas ya peladas sin ningún problema).
Pon en un recipiente para batir las almendras, el huevo, los ajos pelados, el pan que se ha escurrido, el vinagre y un poco de sal. Bate todo de manera que quede fino.
Sin dejar en ningún momento de batir, como si hicieras mayonesa, ve echando aceite despacio, hasta que veas que ya es una masa homogénea.
A partir de entonces, y sin dejar de batir tal como has hecho con el aceite, ve echando agua, también poco a poco, hasta que veas que tiene la consistencia de una crema. Antes de servir prueba la sal.
En las comunidades en las que es tradicional, suelen servirlo acompañado con unos granitos de uva o trocitos de melón