La receta de hoy es sencilla y muy conocida: el típico caldo de gallina de toda la vida, éste que nuestra madre siempre nos daba cuando estábamos en cama con un resfriado o una gripe y, según ella, obraba maravillas. No sé si ello es cierto o no, pero sí que es un plato sabroso y apetecible cuando hace frío. Ingredientes: 2 cuartos de gallina, 1 hueso de ternera, 1 puerro, 1 trozo de apio, 1 cebolla, un par de patatas, 1 zanahoria y sal. Podemos añadir asimismo cualquier verdura que nos apetezca, como un trocito de col, al gusto de cada cual.
Pela la cebolla y las patatas. Raspa la zanahoria. Lava todas las verduras.
Pon al fuego una olla grande con agua abundante. Cuando el agua hierva, echa la gallina, que antes habrás limpiado. Añade también el hueso de ternera.
Cuando empiece a hervir nuevamente, saca la espuma que se haga en la superficie, usando para ello la espumadera.
Añade todas las verduras, echa sal y tapa la olla. Deja que vaya cociendo a fuego suave durante una hora y cuarto más o menos, ya que la gallina cuesta mucho más de cocer que el pollo. Unos minutos antes de parar el fuego, prueba la sal y rectifica si lo ves necesario.
Pasado el tiempo indicado, aparta del fuego y cuela. Con la gallina puedes hacer unas exquisitas croquetas.
Puedes servir el caldo en tazas, o también puedes cocer en él pasta de sopa o arroz con fideos. O incluso servirlo con las verduras dentro, troceadas.