Hoy en día ya todas sabemos que tenemos que protegernos del sol sobre todo durante el verano, pero aun así todavía no lo hacemos correctamente, protegiéndonos
Aspectos a tener en cuenta
El color de la piel
Es el que determina la capacidad de nuestra piel para asimilar los rayos de sol. Existen diferentes fototipos que van desde el 1, es decir, la piel más blanca y que siempre se quema, hasta el 6, la piel negra. Según el fototipo que tengas, deberás usar un protector solar u otro.
La edad
Los efectos dañinos del sol son acumulativos por lo que cuantos más años se tengan va a ser menor la capacidad de la piel para recuperarse, a no ser que durante la infancia hayas estado perfectamente protegida y no hayas tomado mucho el sol. Y es que los daños producidos durante la época infantil son peores que los que se producen en una persona adulta, puesto que la piel no ha logrado desarrollar sus defensas plenamente. Es por tanto muy importante no exponer directamente a los rayos de sol a los niños menores de tres años.
Quemarse al sol
Si alguna vez te has quemado al sol no supone ningún problema ya que la piel cuenta con la capacidad por sí sola de reparase, pero unas quemaduras repetitivas van reduciendo esta capacidad y favorecen el desarrollo del cáncer de piel.
El sol no siempre es igual
No todos los rayos de sol son iguales y van variando dependiendo de la época del año. Por ejemplo durante el verano los rayos solares recorren una trayectoria bastante más corta a través de nuestra atmósfera para llegar hasta la superficie por lo que tienen mayor intensidad, mientras que durante el invierno sucede todo lo contrario.
También depende del lugar geográfico, ya que no es lo mismo tomar en Londres el sol que en el Caribe por ejemplo, puesto que la radiación es mucho más intensa en la zona del ecuador y según se va alejando de éste, va disminuyendo su intensidad.
La hora también influye. Al mediodía por ejemplo, es cuando se encuentra el sol en su punto más alto, llegando por consiguiente una mayor cantidad de rayos UV, por lo que se debe evitar tomar el sol desde las 11 de la mañana hasta las 3 de la tarde. Un truco: puedes fijarte en la sombra que vas proyectando en el suelo. Cuanto más corta sea, más posibilidades tendrás de quemarte.
El estado del cielo igualmente es importante. Unos grandes nubarrones logran bloquear mucho más los rayos UV que una ligera nubosidad. La contaminación atmosférica y la lluvia también reducen bastante la cantidad de la radiación.
Tampoco es lo mismo estar situado al nivel del mar que estar en la montaña. Con la altitud la radiación aumenta, subiendo hasta un 5% más por cada 300 metros de elevación sobre el nivel del mar.